Esteban Alejandro Suárez (45) intentó encubrir el femicidio de Florencia Revah (31) prendiendo fuego su auto en un camino rural de San Antonio de Areco. Ahora la Justicia investiga qué fue lo que pasó horas antes de las muertes y el recorrido que hicieron hasta el lugar donde se hallaron los cuerpos.
Mientras tanto, una denuncia previa revela una coincidencia preocupante: Suárez estuvo preso, al menos, en dos ocasiones. Una de ellas fue por una condena a 10 años de cárcel por el crimen del relacionista público Claudio “La Clotta” Lanzetta.
Sin embargo, después de cumplir la pena por ese resonante homicidio, la violencia no terminó: estuvo preso un año por violencia de género.
A la mujer que lo denunció en ese caso también la citó en una estación de servicios y la amenazó con matarla adentro del auto.
Este sábado Florencia Revah dejó su auto en una estación de servicios de Nordelta. Los investigadores creen que fue ahí donde se encontró con Suárez y se subió al Chevrolet Onix blanco en el que la encontrarían asesinada horas después.
“Según los primeros reportes de la autopsia, los elementos encontrados en el vehículo y testimonios relevados se podría inferir que la pareja viajaba en el automóvil de Suárez y que -por causas que aún se investigan- se habría producido una pelea dentro del auto, donde él le efectuó al menos cuatro disparos a la joven, terminando con su vida en la parte posterior del automóvil”, indicaron fuentes oficiales.
Suárez quiso ocultar el crimen y quizás escapar, pero por algún motivo no lo hizo: se suicidó en el asiento del conductor de un disparo en la sien.
Un vecino fue quien encontró el auto con las puertas y las ventanas cerradas y con un trapo saliendo del tanque de nafta, como si alguien hubiera querido prenderlo fuego.
Estaba a la vera de un camino vecinal llamado “Yegua muerta”, a unos 500 metros de la bajada de la Ruta N° 8 en San Antonio de Areco.
En la ventanilla trasera había un disparo que rompió el vidrio. Adentro del auto Florencia estaba muerta, escondida en el piso del asiento de atrás, envuelta en un plástico y tapada con camperas. En la guantera había tickets del peaje que Suárez pagó para llegar hasta ahí.
De acuerdo a los investigadores, se esperan los resultados de las pericias de los celulares para determinar el posicionamiento de las antenas de los aparatos y así reconstruir el recorrido previo realizado por la pareja. Y por supuesto, dónde la mató.

La investigación quedó en manos de Luis Carcagno, a cargo de la Fiscalía N° 6 del Departamento Judicial Mercedes. También intervino personal de a la Policía Científica y la DDI local.
Este lunes allanaron la casa de Suárez, pero no encontraron indicios de que el femicidio hubiera sido cometido ahí. La mamá de Florencia les abrió la puerta de la vivienda, en Nordelta, pero tampoco hallaron elementos para sospechar que se trate de la escena primaria del crimen.
La pareja estaba separada, según fuentes de la investigación “iban y venían”. La mujer trabajaba en una concesionaria, pero había migrado a la venta de ventiladores.
Los celos y la violencia no eran una novedad para Florencia, quien en abril pasado se atrevió a denunciar a Suárez por hostigamiento.
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Luciana salió 60 días con Suárez. Se conocieron en un gimnasio de Nordelta y empezaron una relación atravesada por los celos, el control y la violencia.
La mujer, que cuando decidió denunciarlo tenía 22 años (él 40), terminó la relación con uno de los asesinos “La Clotta” Lanzetta. Pero, ante la insistencia de sus llamados, accedió a encontrarse con él: le decía estar “mal por la salud de su abuela” y por el fin del vínculo entre ambos.
El 27 de diciembre de 2019 salió de su trabajo en un shopping alrededor de las 22. Él la esperó, pero ella se fue e intentó ignorarlo. Finalmente, Luciana accedió y se encontraron en una estación de servicios de Henry Ford, en Benavídez.
La joven llegó a advertir del encuentro a sus familiares que, como sabían de la violencia que los atravesaba, la llamaron sin parar.
Durante la charla, la joven le confió que había vuelto con su ex novio y fue entonces -de acuerdo a la sentencia- que Suárez la tomó del cuello, intentando ahorcarla, y la amenazó con cortarle la cara y matarla.
En medio del forcejeo, mientras recibía llamados de su madre y su hermana, el agresor no la dejaba atender, hasta que finalmente ella pudo contestar y avisar dónde estaba.
Cuando escuchó que pedía ayuda a su familia para que fueran a buscarla, el hombre intentó arrancar y acelerar, pero ella logró sacarle la llave. Fue en ese momento en el que empezó un forcejeo, ella intentó bajarse, al tiempo que él la metía adentro del auto y la amenazaba: “Te voy a lastimar, te voy a matar, te voy a cortar la cara para que no te olvides de mí, te voy a matar”.
En esas circunstancias, Sofía, la hermana de Luciana, llegó y empezó a patear la puerta del auto para que la dejara salir. Un camión de basura les obstruía la salida. Y creen que él no tenía ningún cuchillo.
La joven realizó la denuncia policial en la comisaría de Benavidez y, por ser reincidente, Suárez fue condenado a un año y seis meses de prisión por el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, en concurso real con amenazas simples.
Tras esa nueva condena, Suárez estuvo alojado en los penales de Campana y San Martín y recuperó la libertad en 2020.