En medio de un paseo por el distrito de El Nihuil en San Rafael, una pareja tuvo un impactante hallazgo: restos óseos de un cuerpo humano semienterrados en un cañadón ubicado a unos 600 metros de la Ruta Provincial 180. Ocurrió este lunes por la tarde e intervino la Policía. Peritos Científicos trabajaron en la zona hasta entrada la noche.
Fuentes del Ministerio de Seguridad confirmaron que en la zona se encontraron parte de un cráneo, una costilla, un fémur y un húmero, que corresponderían a una persona.
El macabro hallazgo se registró alrededor de las 17 de este lunes. Fue a unos 600 metros al Este de la Ruta Provincial 180, en el kilómetro 16, en un cañadón formado por la erosión del agua, donde el hombre de 60 años y su pareja se encontraron con los restos semienterrados. “Fue pasando el cartel de Grassi”, puntualizó el hombre mayor al diario Los Andes.
Tras la denuncia del indeseado hallazgo, personal de la sub comisaría de Rama Caída y la fiscal Florencia Vera se trasladaron a la zona y cercaron el área. Se dio parte a la Policía Científica, quienes estuvieron varias horas trabajando en el lugar.
Ahora, se espera que tome intervención el personal de Paleontología para continuar con los estudios, ahora, bajo directivas del ayudante fiscal, según publicó el medio local.
Por lo pronto, la víctima permanece sin identificación (N.N) e intentarán descubrir de quién se trata y del porque estaba enterrada en ese lugar.
Un caso similar al cuerpo hallado de Diego Fernández, enterrado en la casa de Coghlan
El sorpresivo hallazgo de restos óseos semienterrados remite directamente al caso de Diego Fernández, cuyo cuerpo fue hallado cuando se removían escombros en una casa en Coghlan.
Fue en el chalet de avenida Congreso 3742, donde fue enterrado el cuerpo y encontrado 41 años más tarde por obreros que al hacer la medianera con el chalet, descubrieron los huesos cuando hubo un pequeño derrumbe.
El hallazgo fue el principio del caso que nació bajo el lema “los huesos en la casa donde vivió Gustavo Cerati” (porque la obra era en ese terreno), pero luego tomó vuelo propio cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) determinó que los fragmentos óseos correspondían a un joven de 16 años que había desaparecido durante 1984, y cuya familia nunca había dejado de buscarlo.
Este caso que ocurrió hace casi tres meses, todavía conmueve a la opinión pública y continúa bajo investigación judicial.