Se realizaban otras premiaciones durante esos años, pero faltaba una articulada, independiente de la opinión de las federaciones, óptima desde el sistema elegido. ¿Quién mejor que LA GACETA para organizarla, el único medio que cubría absolutamente todas las disciplinas con un plantel de periodistas especializados? Pero no bastaba con escoger al más destacado del año en cada deporte, también se imponía elegir al número uno, el mejor de la temporada. Y en ese caso no podía ser una decisión interna, sujeta a polémicas; y allí surgió otra idea: la del “jurado de notables”. Un selecto team convocado por invitación e integrado por deportistas -algunos retirados, otros en actividad-, entrenadores, dirigentes y representantes de medios. Votarían en secreto, durante un acto avalado por un escribano, y el nombre del ganador quedaría guardado en un sobre lacrado.