Una joven de 17 años fue herida y perdió un ojo el domingo al recibir el impacto de un balín de gas pimienta disparado por un policía durante una disputa entre vecinos y los oficiales en el barrio Zepa, al este de la ciudad de Córdoba. La familia de la adolescente denunció al oficial y ahora la Justicia investiga si actuó dentro de los protocolos establecidos.
Todo sucedió el pasado domingo a las 17 cuando una patrulla policial llegó al barrio tras una denuncia que indicaba que había personas lanzando piedras contra colectivos. En esas circunstancias, la policía detuvo a dos jóvenes.
Desde el Ministerio de Seguridad de la provincia se informó que los detenidos son dos hombres de 37 y 22 años y que fueron trasladados a la comisaría de Zepa, donde la situación se agravó. Según detalló ElDoce.tv, familiares y vecinos de los arrestados se juntaron frente a la dependencia policial y comenzaron a lanzar objetos contundentes contra el edificio y un móvil policial, provocando daños en la mampostería y en el vehículo.
Las autoridades reportaron que cuatro policías sufrieron lesiones y debieron ser trasladados al Policlínico para recibir atención médica. También de acuerdo a fuentes oficiales, en medio de la tensión, el personal policial recurrió al uso de armamento menos letal y antitumulto para dispersar a los manifestantes y allí una chica de 17 años resultó herida en un ojo.
La adolescente terminó con el rostro cubierto de sangre y fue trasladada a un hospital para ser evaluada. Pese a los intentos del personal médico, no pudieron salvarle el ojo izquierdo y, tras recibir el alta médica, prestó declaración en la causa que se encuentra bajo investigación judicial.
La cara de la joven, con el ojo ensangrentado, quedó registrada en diversos videos que grabaron los vecinos en el momento de la represión.
Desde el lado de la familia habló Sandra, la mamá de la chica agredida, y contó lo que vivieron. “Yo me estaba bañando y los policías se metieron desaforados a mi casa. Sin orden. Y empezaron a tirar gas pimienta, no se podía respirar. Era tremendo. Mi hija comenzó también a decirles que se vayan. Entonces, un policía le dio el fusil a otro y este comenzó a disparar”, relató, según recoge La voz.
“Le dispararon a la cara a mi hija. Le dieron en un ojo. Como si fuera poco, siguieron disparando como si nada. Siempre a la cabeza. Otra mujer fue herida”, añadió.
Y siguió: “Podrían haber disparado a los pies, al piso, pero no… Dispararon de manera desaforada contra la cabeza. Le tiraron al rostro a mi hija y le sacaron un ojo. El ojo izquierdo. Y siguieron disparando. Estaban enceguecidos esos policías… Algunos de ellos se burlaban después”.
La Fiscalía, a cargo de Andrés Godoy, quedó al frente de la investigación y rápidamente se logró identificar al oficial que efectuó el disparo. Se le inició un sumario administrativo en el Órgano de Control Disciplinario y por el momento continúa desempeñando tareas habituales. También se avanza en la pesquisa para identificar a los otros tres policías que participaron del operativo.
Por su parte, ya se dispuso la toma de testimonios de la joven víctima, familiares, vecinos, testigos y de los propios policías. El fiscal trabaja además en determinar si se respetó el protocolo policial. Según los instructivos aportados a la prensa cuando se presentaron esas armas, no se puede disparar al rostro.
Con el asesoramiento del abogado Carlos Nayi, la víctima y su familia quieren ser querellantes. “Nosotros vamos a exigir que se llegue a fondo con esta causa. La Policía está para cuidar y proteger a las personas, no para andar actuando de esa manera tan violenta. Reclamaremos que se imputen y detengan a los policías que se excedieron”, expresó Nayi.
El caso recuerda a otro sucedido en 2017 cuando antes de un partido de fútbol entre Belgrano y Talleres en el estadio Kempes de Córdoba, un policía del grupo Seom disparó con un balín de pintura contra unos hinchas. Uno de ellos perdió un ojo y el policía que disparó, identificado como Cristian Miranda, recibió una pena de 3 años de prisión de tipo condicional por lesiones graves. A raíz de ese caso, la Policía dejó de usar las pistolas paint ball.