Olvidar el nombre de alguien que acabamos de conocer es un problema común que puede generar situaciones incómodas. Según el neurocientífico Charan Ranganath, de la Universidad de California en Davis, este fenómeno no es un signo de desinterés, sino una consecuencia de cómo funciona nuestra memoria. Pero con algunas estrategias simples, cualquiera puede fortalecer su capacidad para recordar nombres y mejorar su memoria en general.
El cerebro humano procesa una cantidad abrumadora de información cada día, aproximadamente 34 gigabytes, equivalentes a unas 12 horas de contenido visual y auditivo, explicó Ranganath en una entrevista con el medio INC. Para manejar esta carga, nuestra mente filtra y prioriza lo que considera importante, y, muchas veces, los nombres propios no logran pasar ese filtro.
A diferencia de las caras, que el cerebro identifica fácilmente mediante procesos visuales automáticos, recordar un nombre requiere un esfuerzo adicional. Los nombres suelen ser datos abstractos, sin un contexto claro o una conexión directa con algo significativo. Esto dificulta que se almacenen en la memoria a largo plazo.
Algunos factores que contribuyen al olvido de nombres:
Ranganath sugiere que la clave para superar este desafío reside en hacer asociaciones significativas. Este enfoque no solo ayuda a retener nombres, sino que también mejora la capacidad cognitiva en otros ámbitos. Las estrategias propuestas por el neurocientífico incluyen dos cuatro puntos:
Las asociaciones logran activar distintas áreas del cerebro y conectan información nueva con recuerdos previos. Este proceso optimiza la retención de datos y mejora el desempeño de la memoria activa. Recordar nombres genera además una impresión positiva en las relaciones interpersonales. Según diversos estudios, las personas valoran cuando se las identifica por su nombre, lo que fortalece los vínculos sociales.
Estas prácticas saludables para la memoria pueden ser puestas a prueba no solo en el trabajo o la escuela, sino en todos los entornos sociales en los que nos movemos diariamente. Por ejemplo, intentar recordar el nombre de la persona que nos atiende en un almacén o de las personas que asisten a un mismo gimnasio. Esto traerá los siguientes beneficios:
