Dos albañiles encontraron un cuerpo dentro de un placard mientras hacían un arreglo en Córdoba. El cuerpo todavía no ha sido identificado pero se presume que llevaba unos dos años escondido entre una frazada y una puerta sellada con cemento.

Pero detrás del macabro hallazgo hay una historia que por estas horas parece un rompecabezas que incluye una prisión domiciliaria, un homicidio, violencia de género, amenazas, problemas de salud mental, falta de control, un cúmulo de causas judiciales y una investigación compleja.

El departamento de la calle Buenos Aires 315 es propiedad de Javier Grasso y en el lugar vivió el ex policía Horacio Antonio Grasso (54), que cumplía prisión domiciliaria con monitoreo de tobillera electrónica y una condena por homicidio.

El sábado, dos albañiles denunciaron el hallazgo de un cuerpo dentro de un placard: estaba cubierto con una frazada, sellado con cemento y “sentado” en el piso. Se cree que lo habrían encontrado dos días antes (el jueves). Por temor, advirtieron a quien los contrató, Javier Grasso, y luego decidieron denunciar lo que vieron.

Al picar la pared el olor nauseabundo del cadaver en descomposición ya se había colado en el edificio y los vecinos del tercer piso notaron que algo pasaba.

El edificio en el que hallaron el cadáver adentro de un armario, en pleno Centro. Foto: José Gabriel Hernández / La Voz

Por el estado en el que fue encontrado no se pudo determinar la causa ni la data de muerte. Con los estudios tanatologicos y la autopsia intentarán encontrar algunas respuestas respecto de qué pasó con esta persona. De acuerdo al tamaño y algunas referencias óseas se cree que se trataría de una mujer, pero no mucho más.

El departamento estaba cerrado y los albañiles fueron contratados por el propietario para arreglar un caño roto.

El crimen de “Facundito”

Horacio Grasso había sido policía pero lo echaron de la fuerza luego de ser detenido en un robo. Su apodo es “Armero” por su afición a las armas y la cantidad que tenía. También fue acusado de “alquilar” armas a delincuentes comunes para que cometan delitos. Luego de un allanamiento en su casa, secuestraron un arsenal. También fue imputado por tenencia ilegal de armas de fuego.

Pero no fue hasta el asesinato de Facundo Novillo Cancinos, un niño de 6 años, que fue a la cárcel. El crimen de “Facundito” fue el 26 de marzo de 2006 cuando Grasso disparó un fusil FAL contra un auto en movimiento en el barrio Colonia Lola de Córdoba.

El nene viajaba junto a su familia en un Renault 12 y murió en el acto. Iba junto a su mamá, Laura Cansino, cuando una bala atravesó la luneta en medio de un enfrentamiento entre bandas narco.

En 2009 la Justicia lo condenó a 27 años de prisión como autor material del homicidio. Su cómplice, Roberto Serviliano Romero, recibió una pena de 23 años.

Horacio Grasso fue condenado por el crimen de Facundo Novillo Cancinos, de 6 años. Foto Archivo La VozHoracio Grasso fue condenado por el crimen de Facundo Novillo Cancinos, de 6 años. Foto Archivo La Voz

A pesar de sus antecedentes y de la gravedad de su condena, Grasso fue beneficiado con la prisión domiciliaria hasta 2019 por un problema de salud que, según su defensa, no había sido bien tratado en el penal de Bower.

Amenazas y violencia

Durante su primera prisión domiciliaria, Grasso convivía con su madre.

A pesar de que miembros del jurado y testigos que habían declarado en el juicio denunciaron amenazas, él volvió a visitar el barrio en el que había cometido el crimen para amedrentarlos, según lo publicó el sitio CBA24N, junto a una foto de Grasso en la calle.

El 16 de julio, luego de que la denuncia se difundiera en un programa de televisión, Grasso discutió con su madre y terminó golpeándola brutalmente. Cuando intervino la Policía, estaba escondido en los techos amenazando con suicidarse.

Ese incumplimiento de la prisión domiciliaria lo mandó de vuelta al penal. Y le generó otra causa por la violencia ejercida contra su madre.

El juez que le otorgó aquella domiciliaria fue Gustavo José Echenique Estevez, según consignó CBA24N.

No está claro qué problemas de salud alegó para volver a conseguir el beneficio de la prisión domiciliaria pero con nuevo abogado (la anterior defensora habría renunciado por amenazas) logró instalarse en el departamento de Buenos Aires 315 en 2022.

Fuentes del Ministerio de Justicia de la Provincia de Córdoba, de quienes depende el patronato de liberados y el Servicio Penitenciario, confirmaron a Clarín que no había informes negativos respecto del control realizado en el domicilio de Grasso.

Además explicaron que su responsabilidad es acudir a visitas “esporádicas” e informar al juzgado si el detenido está o no está. Y alertar a la Policía en caso de que la tobillera electrónica emita un alerta.

Sin embargo, reconocieron que hubo oportunidades en las que el detenido no fue hallado en su domicilio y que eso se notificó al juzgado de Ejecución N° 1, a cargo de Facundo Moyano Centendo. Pero que las ausencias podrían haberse debido a consultas médicas autorizadas por el juzgado que no se notifican al Servicio Penitenciario. También dijeron desconocer que Grasso no tenía más la domiciliaria y que estaba de vuelta en un penal.

“Andaba sucio, descalzo, tenía los perros sucios y con olor y cuando salía dejaba una baranda”, contó un vecino a El Doce TV.

“Los vecinos lo padecían, le tenían miedo por temor a represalias, preferían no decir nada”, agregó.

Malena, otra vecina que vivió hasta hace un año en el mismo piso que Grasso, relató a Cadena 3: “Siempre se escucharon cosas raras, como maltratos, gritos de chicas. La policía venía a las 3 de la mañana, era un alboroto constante”.

“Me tuve que mudar. Un día este hombre vino a tocarme la puerta para que, lo ayudara a hacer algo en la computadora, y le dije que no, porque obviamente me daba miedo entrar. Ya sabíamos que tenía lo que era la prisión domiciliaria”, insistió. Además, agregó: “A los días, me fui a hacer unas cosas y cuando volví, encontré una bombacha de mujer en el picaporte, con un billete de 10 pesos amarrado, y una ‘M’ con sal en el piso, yo supongo que era de Malena”.

Esas causas, denuncias o llamados a la policía, generaban otras causas pero no eran remitidas al juzgado de ejecución, que no está claro por qué pero volvió a revocarle el beneficio.

Grasso está de nuevo en un penal. Según confiaron las fuentes consultadas por Clarín, ni siquiera se había notificado al Servicio Penitenciario de Córdoba sobre este regreso.

Es que Grasso habría tenido una relación de pareja con una mujer que luego lo denunció por violencia. Tenía una restricción de acercamiento y un botón de pánico. Se cree que incumplió esa medida y por eso volvió al penal, pero no ha sido confirmado por la justicia.

La investigación del hallazgo del cuerpo está en manos del fiscal Guillermo González que subroga por la feria judicial al fiscal José Bringas, del Distrito 1, turno 6.

Será Bringas quien deba continuar con la investigación cuando termine la feria y determinar qué pasó con el cuerpo hallado en el departamento.

Al momento la justicia no ha tomado ningún temperamento ni con el dueño del departamento ni con los albañiles que lo hallaron. Tampoco contra Grasso.



Fuente Clarin.com – Home – Policiales