Dos de los jueces que condenaron a 19 años de prisión a Isaías José Suárez (31) por el crimen del ingeniero civil Mariano Barbieri (42) consideraron que el imputado no planeó matarlo para robarle su teléfono, mientras que un tercer magistrado sostuvo, en su voto en disidencia, que el atacante lo mató para “procurar impunidad” tras apoderarse del celular.
Esto se desprende en los fundamentos del fallo de 442 páginas -al que tuvo acceso Clarín– de los jueces Julio Pablo Quiñones, Julio López Casariego y Matías Buenaventura, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 11 porteño que condenó a Suárez como responsable del delito de homicidio en ocasión de robo.
A pesar de que fue un fallo dividido, los tres jueces dieron por probado que el cartonero asesinó de una puñalada en el tórax a Barbieri el 30 de agosto de 2023 en la Plaza Sicilia de Palermo.
“La sustracción (de un teléfono celular) que sufrió la víctima quedó comprobada, al igual que el momento del incidente y su mecánica, que constaría de las siguientes fases consecutivas: a) el ataque físico para hacerse del teléfono. b) el forcejeo, c) la puñalada y d) la huida”, expresó el juez Quiñones en su argumentación.
En el extenso fallo, este magistrado dio por cierto el testimonio de testigos, policías y peritos que declararon en las jornadas del juicio, mientras que desacreditó los pedidos de nulidades de la defensa oficial del Suárez.
En cuanto a la calificación legal por la que fue condenado el cartonero hubo un voto dividido entre los jueces: Quiñones y López Casariego consideraron que el hecho se trató de un homicidio en ocasión de robo, mientras que Buenaventura sostuvo que el ataque coincide con un homicidio criminis causa, cuya única pena es la perpetua.
Para fundar su voto, el juez Quiñones expresó que el ataque y posterior crimen de Barbieri no fue pensado y ni planeado por Suárez.
“Debo señalar que la muerte de Mariano Barbieri, si bien resultado del ejercicio de la violencia propia del robo, no ha sido acreditado que fuera preordenada, es decir, decidida previamente a la concreción del apoderamiento ilegítimo cometido. No se ha acreditado entonces que existiera por parte de Isaías Suárez un propósito homicida como paso previo, ineludible, inexorable como medio indispensable para hacerse con los objetos de valor en poder de la víctima, Mariano Barbieri. En ese sentido, también he considerado la existencia del forcejeo lo que, por definición, no pudo ser parte del plan inicial del autor”, sostuvo.
En el mismo sentido, el magistrado manifestó que Suárez huyó del lugar donde ocurrió el ataque, según lo que declaró un testigo, “por ende, no se cercioró de que Barbieri muriera”.

“Directamente, se retiró del lugar mientras que la víctima también lo pudo hacer por sus propios medios, aunque, claro está, ya con una herida mortal. Esto tolera la hipótesis plausible de que Suárez no hubiera herido fatalmente a Barbieri como modo de asegurarse su impunidad; ultraintención requerida por la figura cuya aplicación requiriera la acusación”, indicó en su argumentación.
Por estas razones, para el juez Quiñones, acompañado en su voto por su colega López Casariego, el accionar de Suárez está previsto en el artículo 165 del Código Penal de la Nación que señala que “se impondrá reclusión o prisión de diez a veinticinco años, si con motivo u ocasión del robo resultare un homicidio”.

Como agravantes, el juez consideró que la víctima “promediaba los cuarenta años y ejercía la profesión de ingeniero con el que ganaba su sustento y el de su familia” y, además, “la reciente paternidad ocurrida dos meses antes de su muerte”
El voto disidente
El juez Buenaventura fue quien votó en disidencia con sus colegas. Para este magistrado, el accionar de Suárez está previsto en el artículo 80, incíso 7, que indica que será reprimido con prisión perpetua a quien cometa un crimen “para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito”.
“Estimo acreditado más allá de toda duda razonable que Isaías José Suárez dio muerte a Mariano Barbieri para consumar el desapoderamiento de su teléfono celular y, a la vez, para procurarse impunidad, finalidades ambas contempladas expresamente en la norma. Durante el debate se verificó una secuencia objetiva ajustada a esa estructura típica, y la prueba permite afirmar con solidez la presencia de dolo directo homicida vinculado a esos fines”, sostuvo este magistrado.
“Me acuchillaron”, “me sacaron el celular”, “me atacaron”; fueron las palabras -según testigos- que expresó Barbieri minutos después de ser apuñalado y haber caminado hasta una heladería ubicada sobre la avenida Del Libertador, a metros de donde fue atacado.
“El valor probatorio de estas palabras a los fines aquí tratados es crucial: se trata de expresiones de inmediatez, pronunciadas en estado de agonía (…) Su relevancia es evidente porque convergen los dos núcleos del tipo a mi juicio aplicable: la agresión letal y el desapoderamiento”, afirmó el juez.
Por último, Buenaventura señaló que la utilización como elemento para atacar y dar muerte al ingeniero civil de un arma blanca “muestra que el autor contaba con un medio idóneo para doblegar cualquier resistencia y asegurar el desapoderamiento”.
“Este dato descarta que se haya tratado de un ataque azaroso o intimidatorio: no fue una lesión superficial ni en zonas periféricas, sino un golpe certero al tórax, directamente orientado al corazón, con capacidad de neutralizar toda resistencia. La dirección ascendente refuerza esa conclusión, pues aumenta la probabilidad de comprometer órganos vitales como el corazón, grandes vasos y pulmones, y se aleja de lo que podría interpretarse como un gesto defensivo”, concluyó.

En el fallo, además de condenar a 19 años de prisión a Suárez, declararon reincidente al imputado por otros antecedentes penales por distintos delitos, muchos de ellos robos bajo la misma modalidad.
Cómo fue el crimen del ingeniero
El ataque ocurrió cerca de las 22.45 del miércoles 30 de agosto de 2023, mientras Barbieri caminaba por la Plaza Sicilia, en inmediaciones del cruce de avenida Del Libertador y Lafinur, en Palermo.
Barbieri alcanzó a ingresar herido a una heladería situada justo en el cruce de Del Libertador y Lafinur, donde pidió ayuda a los empleados y se desplomó, situación que fue registrada por una cámara de seguridad del local.
“No me quiero morir”, alcanzó a decir el ingeniero, según relataron los testigos a los investigadores, tras lo cual les pidió a los empleados que trataran de contactar a sus familiares por redes sociales.
El hombre fue trasladado al Hospital Fernández, donde falleció en el quirófano. Había sido papá el 11 de junio. Era ingeniero y jugador de handball. Oriundo de Victoria, vivía en Beccar y se había recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Por su parte, Suárez fue detenido el 4 de septiembre en la villa 31, de Retiro. Había sido condenado seis veces en los últimos diez años. Cinco de esos fallos fueron por robo y uno por violencia de género.

Y al juicio llegó con prisión preventiva e imputado de “homicidio agravado por haber sido perpetrado para consumar otro delito (criminis causae) y robo agravado por su comisión con armas, ambos en concurso real entre sí”.
En su alegato, el fiscal general Nicolás Amelotti había solicitado que Suárez fuera condenado a prisión perpetua, mientras que el defensor oficial pidió la absolución, o bien, que consideren al imputado autor del delito de homicidio en ocasión de robo.
Y como tercera imputación, el defensor planteó la de homicidio simple, que prevé una condena de 8 a 25 años de cárcel.
Por su parte, Suárez se declaró inocente y les dejó un mensaje a los jueces antes del veredicto: “No es justo que quieran hacer justicia con una persona inocente.” Tras su breve exposición, se levantó, abrazó a su madre, a su hermana y besó a su pareja.