Si la detención del “empresario” Elias Piccirillo (38) -acusado de plantarle 1.258 kilos de cocaína a un acreedor con ayuda policial- fuera una serie de ficción, el capitulo dedicado a su entonces esposa, la modelo Jésica Cirio (40), podría titularse “La noche del salmón”.
¿Por qué? Todo se relaciona con la cena a la que asistieron Piccirillo, Francisco Hauque (41), a quien el primero le debía seis millones de dólares, y la novia de este último, Anahí Aquino Laprida (30). Fue la noche del 17 de enero en el Palacio Duhau, en Recoleta.
Desde allí, Piccirillo partió en taxi rumbo a su casa en Nordelta, Tigre; mientras que Hauque y su novia, ni bien se subieron a su Audi Q8, fueron detenidos por policías de la Ciudad. En la camioneta de lujo se encontraron los 1.258 kilos de cocaína y un arma envuelta en tela y cinta adhesiva.
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Así escapó Elías Piccirillo, esposo de Jésica Cirio, antes de ser detenido en Nordelta
La ultima vez que Hauque lo vio esa noche, Piccirillo llevaba una bolsita con un porción de salmón que había pedido para Cirio, quien nunca se presentó en la cena. El plan, sostuvieron Hauque y su pareja, era comer los cuatro, pero Piccirillo, tras pedir el pescado para su esposa y comentar que estaba demorada, terminó diciéndoles que ella no se sentía bien y no asistiría.
Tres hipótesis
1) ¿Piccirillo mintió e incluyó a Cirio en el programa para que Hauque fuera con su mujer y no se violentara? ¿Se rumorea que quiere ampliar su declaración indagatoria para decir esto y despegar a su ex. Lo pidió dos veces, pero el juez de la causa, Sebastián Casanello, aun no puso fecha.
2) ¿Cirio iba a ir a la cena, pero por alguna razón se arrepintió? ¿Sabia lo que estaba pasando?
3) ¿Cirio, como ella dice, nunca supo nada de los planes de su marido? ¿Piccirillo la usó?
Por lo pronto, tanto el juez Casanello como el fiscal Franco Piccardi no la acusan de nada. Ni siquiera aparece mencionada en los procesamientos o dictámenes del expediente, en secreto de sumario hasta el próximo miércoles 7 de mayo.
“La causa esta en secreto de sumario desde el 6 de abril. Ni bien ocurrió, Jesica se presento inmediatamente y se puso a disposición del fiscal Piccardi. Recibimos por escrito como respuesta que ella no estaba imputada ni investigada”, le dijo a Clarín Claudio Caffarello, abogado de Cirio, tanto en este expediente como en el que sí esta siendo investigada junto a su ex marido, Martin Insaurralde, por supuesto lavado de activos.
La última cena
En su declaración testimonial en la Justicia, Hauque sostuvo que, durante la cena del 17 de enero, Piccirillo se levantó al menos cuatro veces para hablar por los dos teléfonos que llevaba encima. Aun está en investigación con quién se comnunicó esa noche, si lo hizo con los policías que había contratado para que arrestaran a su acreedor, con Cirio o con ambos.
El dato no es menor porque esa cena no fue solo una cena, fue una trampa. Clarín consultó sobre esto a Cirio, quien no aceptó una entrevista, pero sí contestar cuatro preguntas vía audio de WhatsApp.
—Según Hauque, la noche del 17 de enero la esperaban para participar de la cena en el Palacio Duhau.
—Yo esa noche estaba durmiendo en mi casa, no estaba invitada a ninguna cena. De hecho, me acosté a dormir bastante temprano… porque yo me acuesto temprano.
—El propio Piccirillo dijo que usted asistiría, ¿habla con él?
—No, no, no. No hablo con él.
—¿Cree que la gente piensa que está implicada?
—Realmente hoy no estoy pensando en lo que piensa la gente. Estoy pensando en mi bienestar, en recomponerme y en la salud de mi nena y de los que quiero.
Sin un mano a mano con el entrevistado fue imposible repreguntar. “Los últimos dos meses los viví con mucha angustia, con mucha incertidumbre, con mucha crisis. Estaba transitando la separación y bueno, luego vino todo lo que le sucedió a mi ex pareja”, le dijo Cirio a Clarín por mensaje. Pese a limitado y atípico del “dialogo”, el detalle sobre su “no” invitación a la cena del 17 juega un papel importante en el panorama general de la causa. Y cuando ella desmiente haber sido invitada, toca un tema central.

La Justicia federal determinó que Piccirillo le plantó la droga y el arma a Hauque cuando este lo fue a buscar para cenar en el Duhau. Lo hizo para no pagar su deuda y con la ayuda de un amigo, el ex policía de la Federal Carlos “El Lobo” Smith (45). Él fue quien contrató por 60 mil dólares a su ex compañero de promoción en la escuela de Policía: el comisario Iván Carlos Helguero, jefe de la División Robos y Hurtos zona norte de la misma fuerza y quien aportó cinco subalternos y autos no identificables.
Todos están hoy procesados y presos. A Piccirillo debieron medicarlo por un ataque de pánico en la cárcel de Ezeiza y a Smith lo cambiaron de pabellón en Marcos Paz, luego de que lo recibieran con una paliza y la exigencia de 200 mil dólares por su vida.
La causa avanza rápido; sin embargo, no es poco lo que queda pendiente. Entre otras cosas de dónde salió la cocaína, el arma y la plata. Incluso, el papel de Cirio, a la que apunta, sobre todo, el querellante.
“El Lobo” y el secreto de sumario
El 31 de marzo -luego de ser detenido y poco antes de ser procesado- “El Lobo” Smith declaró como arrepentido en la causa. Como nexo entre Piccirillo y los policías que participaron del operativo dio pistas sobre la posible procedencia de la cocaína que terminó en la Q8 de Hauque y apuntó directamente a Piccirillo, tras lo cual, el fiscal pidió inmediatamente que se decretara el secreto de sumario.
Luego de su declaración como “imputado colaborador”, el ex policía fue trasladado del Hospital Penitenciario a un pabellón de miembros de fuerzas de seguridad. Allí recibió la bienvenida standard de cualquier preso que entra con mucha prensa encima. Lo molieron a palos.
Otra teoría postula que su violento ingreso al pabellón 4 del módulo 4 del Complejo Penitenciario II de Marcos Paz tuvo que ver con su declaración como arrepentido en la causa de Piccirillo y que habían pagado bastante dinero por la paliza.
Como mano de obra desocupada, “El Lobo” cumplía la función de resolver los problemas de seguridad de algunos financistas cripto. A veces dentro, otras fuera de la ley. En este caso, a Piccirillo le hizo un trabajito fino: orquestó la detención policial del acreedor de su amigo plantándole en su camioneta más de un kilo de cocaína de máxima pureza.

Aunque no trascendió su declaración como “imputado colaborador”, Clarín pudo chequear algunos detalles: Smith dijo que la cocaína usada en la trampa la había conseguido Piccirillo. También que por el trabajo policial se habían pactado 60 mil dólares, de los cuales llegó a cobrar 40 mil. Y de estos últimos, 30 mil fueron para el comisario que llevó adelante el falso operativo.
Allegados al “Lobo” aseguraron a este diario que se conoció con Piccirillo cuando el empresario le pidió una asesoría por temas vinculados de logística y seguridad. El ex inspector tenía planeado abrir una compañía de seguridad privada.
Con el tiempo comenzaron a frecuentarse y el ex marido de Cirio empezó a conocer sus movimientos. “Elías confiaba mucho en él. Hasta se cree que le realizó alguna cobranza”, afirmó una fuente consultada.
De la investigación surgió que Smith “siempre estuvo cercano al lugar de los hechos durante el procedimiento ilegal”. Antes, también fue visto a bordo de una camioneta BMW X6 y dirigiéndose hasta donde se encontraban los agentes que iban a realizar el procedimiento.

Las antenas de telefonía celular captaron, además, el paso de Smith por la zona de Camino de los Remeros y Santa María de las Conchas, también en Tigre. Lo que hizo esa misma madrugada del operativo, cuando fue a verlo a Piccirillo a Nordelta. Algunos dicen que para pedirle más plata de la pactada originalmente.
El resto ya se sabe. La trampa fue descubierta. Sin dudas, un tiro para la Justicia. Sin embargo, aún quedan muchos cabos sueltos, entre ellos, la denuncia de Piccirillo contra Hauque por extorsión iniciada en diciembre y el detalle misterioso, y para nada menor, del origen de la droga y el arma que se usaron para el falso operativo.