Carina escribe. Abre la computadora y tipea “como loca”. Un poco para transitar la angustia en medio de la tragedia y la distancia y otro poco por ese dicho de que “solo muere a quien se olvida”. Y Carina Leguizamón (53), a 11 mil kilómetros de su familia, no quiere olvidarse de nada.

Carina hablaba con su hermana Laura (50) todos los días. La escuchaba “bien, ella decía que estaba bien”. Pero ese miércoles 21 de mayo nadie respondió en el departamento de Aguirre 295, en Villa Crespo, donde la mujer vivía junto a su marido Bernardo Adrián Seltzer (53) y sus hijos Ian (15) e Ivo (12).

Fue así que se activó la alarma en una familia “normal”, preocupados de que algo hubiera pasado. Pero no importó el tamaño de la duda, del temor en medio de la incertidumbre: nunca nadie se podría haber imaginado la magnitud del desastre.

Fue “Lucy”, la empleada doméstica, la que llamó a los padres de Carina, Laura y Nora Leguizamón pasado el mediodía del miércoles 21 de mayo.

Es que lo que encontró fue brutal: cuando abrió la puerta del departamento, como todos lo días, gritó tan fuerte que salieron los vecinos a ver qué pasaba. “Por favor, ¿pueden venir? pasó algo, pasó con Ian“, les dijo y cortó.

Y fue esa la información que desplegó la alerta familiar pero Carina, desde Francia –el país en el que vive hace 19 años– terminó siendo quien tuvo que dar la noticia más dolorosa de su vida.

“La mujer que trabajaba en la casa de Laura es una vecina de mis padres, la conocemos desde siempre. Fue ella la que llamó para decir que Ian había tenido un problema y salieron en el auto desde Lanús hasta allá. La llamaron a Nora (otra hermana de Laura) que vivía cerca y cuando llegaron a Aguirre se encontraron todo vallado, lleno de ambulancias, cámaras de televisión, pero no los dejaron entrar, nadie les decía nada”, recuerda Carina que todavía no pudo viajar a Buenos Aires.

El operativo ya estaba en los teléfonos de todos los periodistas del país: una familia había sido hallada asesinada en el 6° B de un edificio de Julián Álvarez y Aguirre.

Cuando se supieron los nombres de las víctimas, en Francia eran las 20 y Carina cenaba junto a su hijo de 16 años después de un día difícil.

“Me llamó mi hermana, me pidió que me fuera a un lugar donde estuviera sola y que me fijara en la televisión. Ellos no sabían lo que pasaba y ya estaba la foto de Laura, Adrián y los chicos, decían que Adrián los había matado a todos. Cuando veo las fotos la desesperación fue total, empecé a gritar como una loca, yo transmitiéndoles de acá lo que estaba pasando a mi familia, que estaba ahí”, recuerda sobre los primeros minutos de incertidumbre.

Frente del edificio de Aguirre 295 donde ocurrió la masacre Villa Crespo. Foto Guillermo Rodriguez AdamiFrente del edificio de Aguirre 295 donde ocurrió la masacre Villa Crespo. Foto Guillermo Rodriguez Adami

La noticia llegó primero a los medios que a la familia. Por eso Carina supo antes que sus padres, que estaban a metros de los cuerpos de Laura, Adrián, Ian e Ivo.

“Sabían que algo grave pasaba. Pero no sabían qué. En la comisaría les pusieron la televisión para que se enteraran“, recordó Carina.

“Yo le contaba a Nora, no sé, creo que ella se había bajado de la ambulancia en la que estaban nuestros padres. Yo le decía ‘en la tele dicen que Adrián mató a todos‘, es una pesadilla, esto es una pesadilla porque no puede ser, me repetía”, detalló la mujer sobre ese shock indescriptible.

Poco después la versión cambió: los primeros indicios tiraron por borda la hipótesis del femicidio y con el hallazgo de la medicación psiquiátrica, sumado al análisis inicial de los peritos de la Policía Científica, todo apuntaba hacia Laura.

Hace 19 años que Carina conoció a su esposo durante unas vacaciones en Brasil y migró a Francia. Se casó en 2007, el mismo año que Laura, su hermana menor, se casaba con Bernardo Adrián Seltzer (53).

Carina tiene un hijo de 16 años que “todos los días jugaba en línea” con sus primos Ian, de 15 años, e Ivo, de 11.

La familia los había visitado dos veces en Francia pero la dinámica era que ellos viajaran a Buenos Aires año por medio. En octubre de 2024, a propósito del cumpleaños número 50 de Laura, Adrián había organizado un viaje a República Dominicana y Carina llegó desde Francia para el festejo.

Hacía seis meses que las hermanas no se veían.

La enfermedad

“Estoy escribiendo todo, me gusta escribir, pero ahora escribo todo lo que me acuerdo porque no quiero olvidarme. Tampoco obsesionarme pero sí mantener viva la memoria para no olvidarnos nunca. Un poco por eso que dicen de ‘no muere quien no se olvida‘. Bueno, yo no me quiero olvidar”, explica sobre estas dos semanas intentando encontrar una explicación a lo que pasó.

Familiares en la puerta del edificio de Aguirre 295. 
Foto Juano Tesone Familiares en la puerta del edificio de Aguirre 295.
Foto Juano Tesone

Carina dice que, durante los primeros días, no podía hablar del tema sin llorar y que recién ahora empieza a buscar respuestas, a repasar los días.

“Los médicos la medicaron y si ella dejó la medicación no lo sé. Estamos esperando los resultados de las pericias para saber si efectivamente las había dejado o qué. Yo no sé si fue impericia de sus médicos o no, porque tenemos amigos psiquiatras que nos dicen que no es posible darse cuenta de la gravedad de un caso como este, porque uno la veía bien”, insiste la mujer que estudió Ciencias Económicas en Argentina y que trabaja en un estudio contable en Francia.

Carina guarda todos los mensajes, las conversaciones con médicos, las charlas sobre una tomografía y estudios de todo tipo que Adrián insistía en hacer para encontrar una respuesta a lo que pasaba con su esposa.

“Ella estaba perfecta. Se había hecho todo. Estaba en tratamiento, era imposible predecir un final así. Si se barajó una internación no lo sé, quizá para no preocuparnos no nos dijeron nada, pero no tengo la certeza”, especula sobre las versiones que hablaban de una posible internación en el Hospital Italiano que finalmente no llegó a concretarse.

Todo había empezado en 2023 cuando notaron angustia y comentarios extraños cada vez que hablaban con Laura. “Me decía por mensaje ‘¿por qué tenés problemas en el trabajo?‘ y nada que ver, yo no tenía ningún problema. Y ella tampoco. Me decía ‘tengo miedo , no sé qué va a pasar‘, decía que la iban a echar. Pero hablé con Adrián y nada que ver, me contó que había hablado en la empresa y estaba todo bien. Ella decía que si no trabajaba iban a ir a la calle“, recordó sobre aquel episodio.

En ese momento la familia intentó aclararle que no tenían problemas económicos, incluso si ella no trabajara su marido, un asesor de empresas del sector agropecuario, tenía un buen pasar.

“Yo pienso que eso que escribió en el papel fue por eso, otra vez había empezado a tener esos pensamientos”, dice Carina haciendo referencia a una carta que Laura dejó sobre la mesa de la cocina escribiendo frases inconexas, pensamientos “desordenados”. Se cree que la escribió después de cometer los crímenes y antes de quitarse la vida.

La carta que dejó Laura Leguizamón.La carta que dejó Laura Leguizamón.

En ese momento Laura inició un tratamiento psiquiátrico, se “recompuso totalmente” y “estaba totalmente normal”. Todos los que la conocieron la describen como una mujer “amorosa, dedicada con sus hijos, trabajadora y siempre sonriente”. Por eso el impacto de la noticia fue mayor.

En abril, Laura empezó nuevamente con síntomas compatibles con depresión y pensamientos erráticos. Pero logró detectarlos: “Yo hablaba todos los días, hablé el lunes y el martes, antes de lo que pasó. Mi mamá me dijo que otra vez Laura estaba teniendo otra vez pensamientos respecto del trabajo, pero esta vez se daba cuenta. Decía que estaba bien”, explicó la mujer a Clarín.

La primera vez Laura intepretaba esos pensamientos como una realidad, aunque no existía. En esta oportundiad, según describen en su círculo íntimo, se daba cuenta de que era un síntoma que atender.

Tras el triple crimen seguido de suicidio, el fiscal César Troncoso, de la Fiscalía en lo Criminal y Correccional N° 5, empezó una investigación que, según dijeron a Clarín, “está en trámite”.

Adrián, Laura, Ivo y Ian Seltzer.Adrián, Laura, Ivo y Ian Seltzer.

No hay imputados ni se ha establecido alguna responsabilidad en el brote de Laura y ya declararon los psiquiatras amigos de la familia y el médico tratante.

En la causa declaró el psiquiatra que la atendía desde abril y la pareja de amigos que lo recomendaron.

En sus recuerdos, Carina intenta buscar respuestas: “Adrián era el que la llevaba a todos lados porque ella decía que estaba bien. Él era muy inteligente, siempre estaba pendiente de su mujer y de sus hijos. Si hubiera habido algo raro él se tendría que haber dado cuenta, pero no: ella se mostraba impecable“.

Desde Pascuas, y con estos síntomas de regreso, Adrián había empezado a trabajar desde su casa para atender a su mujer y controlarla desde cerca. Los síntomas que describía se parecían más a “una depresión”, según cuentan y tenía dificultades para levantarse de la cama o un cansancio que debía combatir para acompañar a sus hijos en sus actividades.

“Pienso en mi cabeza que ella no hablaba las cosas, se guardaba todo y un día la cabeza le explotó. No tengo una explicación para algo tan horroroso, si yo pudiera explicarles la forma en la que amaba a esos chicos…”, se lamenta Carina que asegura que su hermana estaba siempre “contenta, que no tenía motivos para estar mal” y que “tenía una familia perfecta”, que su cuñado “era adorable” y que “habían tenido suerte en encontrarse”.

La crueldad

Carina decide no mostrarse y es la única entrevista que ha decidido dar. Su hermana Nora dio otra a Telefé Noticias y “listo, ya está”, aseguran.

Lo hicieron, dice, para aclarar las “mentiras que dijeron” y para que se “sepa la verdad sobre Laura”. No muestran rencor ni acusan a los médicos tratantes y se niegan a abrir redes sociales, ver mensajes de desconocidos o comentarios en publicaciones. Sólo leen los medios que consideran respetaron la memoria de la familia y buscaron ayuda psicológica para transitar este dolor.

Al día siguiente de la muerte de su hermana, de su cuñado y de sus sobrinos, Carina también perdió a su suegra y por eso decidió quedarse en Francia para contener a su hijo y a su esposo aunque espera poder viajar en agosto.

Laura Leguizamón.Laura Leguizamón.

“¿Por qué nos pasa a la gente buena? uno se pregunta esas cosas, por qué nos pasa todo esto. Me muestro normal, pero tengo miedo de meterme esto para adentro y no sé en qué nos va a afectar, más que nada a mi hijo, que es chico”, se preocupa Carina.

El velorio de la familia estuvo acompañado por las dos familias, tanto la de Laura como la de Adrián. Ahora los cuatro están en el Cementerio Jardín de Paz, Laura con uno de sus hijos y Adrián con el otro.

El departamento sigue cerrado y con una faja que puso la Policia el día del hallazgo de los cuerpos. Este lunes las familias recuperaron las llaves pero nadie se atreve a entrar.

Las familias de Adrián y de Laura están en contacto, las madres de ambos se hablan y se acompañan en el dolor.

“Atravesamos este dolor juntos, seguimos siendo familia. La familia de Adrián entendió todo, aunque esto sea inentendible”, agradece Carina: “La enfermedad los mató, la enfermedad de mi hermana los mató”.



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