“Tenemos hasta las 19.30 para sacar eso de mi casa. Lo puedo entretener hasta esa hora a Emerenciano”, advirtió Marcela Acuña en un mensaje de WhatsApp que le envió a Fabiana González, una de las personas de mayor confianza de los Sena. Unos minutos antes había expuesto su angustia de madre: “Pasó algo grave con César. Hablá con Gustavo (Obregón), no le digas nada a Emerenciano. Estoy desesperada.”
La líder piquetera parecía estar al tanto de que algo había sucedido en la casa y necesitaba que su hijo retornara de Villa Elisa, adonde había ido para participar de un operativo de salud. Al filo de las 19 del 2 de junio de 2023 le pide a Fabiana: “Prepará la basura, así llega César y cargan. La basura está debajo de la escalera.” Todo indica que esas bolsas de consorcio fueron las que cubrieron el cuerpo de Cecilia Strzyzowski (28) cuando fue cargado en la caja de carga de la Toyota Hilux blanca para su traslado al Campo Rossi, donde fue quemado hasta quedar reducido a un puñado de ceniza y huesos astillados.
Los mensajes fueron expuestos ante el jurado popular en la audiencia de este viernes. El policía Sergio Esquivel fue quien analizó cientos de chats en busca de aquellos que “resultaran de interés para la investigación”, tal como lo habían requerido desde la Fiscalía.
De acuerdo a este intercambio de mensajes, pasado el mediodía del 2 de junio, Marcela le dijo a González que estaba preocupada por su hijo. Y a la tarde, desde el operativo de salud en Villa Elisa, Rita Romero, le mandó una foto de César con una lesión compatible con un arañazo en el cuello. “Está lastimado mal”, advierte. Esa foto, inmediatamente Fabiana se lo reenvió a Marcela Acuña.
La joven docente, que por entonces estaba al frente de una de las escuelas del barrio Emerenciano, fue esa noche hasta la casa de los Sena para hablar con Marcela. Y pidió que no la delaten, para no perder la confianza de César. Para ese entonces, curiosamente Acuña ya había habilitado una nueva línea de telefonía celular.
Cuando la investigación ya estaba centrada en el clan Sena, Acuña le envió a González una copia de la declaración testimonial de su hijo en la Seccional Tercera de Resistencia y le pidió que junto a otros posibles testigos “lean y relean lo de César”. Y que si le pedían el celular de Obregón, les diga a los investigadores que lo había perdido. El 8 de junio, el lugarteniente de Emerenciano cambió de número.
El 9 de junio, cuando la situación para los Sena se volvía insostenible, Marcela le pidió a Fabiana que le avisen a Jorge Capitanich –por entonces gobernador de Chaco- sobre los allanamientos que se habían ordenado. Unos minutos después insistió: “Apurale a Koki, lo tienen secuestrado a Eme” por Emerenciano, quien estuvo presente al momento del ingreso de los investigadores a la casa de calle Santa María de Oro al 1460.
Los mensajes que entrecruzaron Marcela y su hijo César también llamaron la atención. Una semana después del crimen, el joven le dice a su madre que “ojalá la encuentren” a Cecilia y que no podía dormir pensando “en que puede haberle pasado algo”.
Incluso le pide a Marcela que no realice ninguna presentación judicial en el caso de que Cecilia finalmente sea hallada. “Con que ella aparezca soy feliz y podré dormir tranquilo”, le dijo. Todo parece una puesta en escena ante una inminente detención.
Apenas unas horas después del femicidio, Obregón recibió un audio de un celular que los investigadores determinaron que era de Emerenciano. El líder piquetero le avisó que ese día “César va a cambiar de menú”, dando a entender que iba a estar en compañía de otra mujer. Y le pide a Obregón que lo cuide porque “está teniendo dramas”.
El 4 de julio, Marcelina, una hermana de Emerenciano, llegó hasta la Seccional Tercera e intentó hacerle llegar dos esquelas y un par de pastillas entre los víveres que le llevó. “Eme, Osuna (por su abogado) tiene todo bajo control, que Marcela no hable, que no haga declaraciones. Si lo hace, se hunden los tres”, decía una de las notas.
Además, le adelantaban que había tratativas con una jueza de Garantías para llegar a un arreglo. Y que Sena debía realizar “show” con su cuadro de diabetes para apurar la prisión domiciliaria.
Las defensas cuestionaron la legalidad del secuestro posterior de los elementos que Marcelina ya que el testigo de ese procedimiento fue otro policía de la Seccional Tercera y no se pudo probar que haya existido una cadena de custodia.
Las muestras de sangre
Inés Carranza, especialista en genética forense, fue la última en declarar este viernes. La perito analizó las muestras de sangre halladas en el piso de una habitación de la planta baja de la casa de los Sena y en una cama, y llegó a la conclusión que el ADN correspondía a una mujer.
Al realizar la comparación del perfil genético con el de la mamá de la víctima estableció que el vínculo era del 99,99 por ciento: “Al cotejar los perfiles buscando vínculos, establecimos que Gloria Romero es madre de ese NN que se halló”, explicó la profesional.
Carranza dijo que también observó los restos óseos hallados en el Campo Rossi y sostuvo que era muy poco probable que se pudiera hallar ADN. Es por eso que las muestras se enviaron al Equipo Argentino de Antropología Forense para su análisis. “Por televisión me enteré que no pudieron hallar ADN”, afirmó.
A este juicio por jurados César Sena llegó como acusado de haber sido el autor material de la muerte de Cecili, mientras que sus padres fueron considerados partícipes necesarios. Obregón y González, junto a los encargados del campo donde se hizo desaparecer el cuerpo, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, son juzgados por encubrimiento agravado.
Enviado especial. Resistencia
