El juicio oral y público por el femicidio de Cecilia Strzyzowski ingresó en su tramo final este viernes, cuando la jueza Dolly Fernández le dio la posibilidad a los siete imputados de decir las últimas palabras antes que el jurado popular reciba las instrucciones y pase a deliberar y emitir su veredicto.

Mientras Emerenciano Sena sólo insistió en su inocencia, Marcela Acuña volvió a hablar de un “uso político del caso” y que la investigación judicial “se inició sobre una mentira y prejuicios”.

“Quiero que prime la verdad sobre cualquier decisión que se tome por todos nosotros, no sólo por Cecilia”, agregó Acuña.

La líder piquetera insistió en que “prime la verdad por sobre todo” y adelantó que “así yo quede condenada, asumo el compromiso de seguir luchando por los que no tienen trabajo y un plato de comida. Y por la intervención del Poder Judicial de Chaco”, lanzó.

Acuña, que es señalada como el cerebro de la organización social que lideraba Emerenciano hasta su detención, también cargó contra el Gobierno provincial. “Lo delictivo está en el Poder Ejecutivo”, lanzó. El mensaje apuntó a actual ministro de Gobierno de Chaco, Jorge “Pato” Gómez, que se desempeñó como fiscal del caso en sus inicios.

El que rompió el silencio fue Gustavo Obregón. Pidió “perdón por mi omisión. Nunca fue mi intención lastimar o agredir a alguien. Lo acompañé a César (Sena) como miles de veces, por cariño, respeto y gratitud a sus padres, que son pilares fundamentales de mi vida y de mi familia. A César lo quiero como a un hijo del corazón”, agregó, visiblemente nervioso.

Fabiana González, quien había sido su pareja hasta una semana antes del crimen de Cecilia, optó por el silencio, al igual que el peón de la chanchería de los Sena, Gustavo Melgarejo.

La esposa del peón, Griselda Reinoso sostuvo que “no me hago responsable de lo que me culpan y me declaro inocente”, dijo.

César Sena, el más complicado de los siete acusados, decidió mantenerse en silencio, como ocurrió a lo largo de todas las audiencias.

Los acusadores y defensores ahora terminan de definir las instrucciones que recibirá el jurado antes de pasar a deliberar y emitir su veredicto de inocencia o culpabilidad para cada uno de los imputados.

Cecilia Strzyzowski tenía 28 años cuando desapareció el 2 de junio de 2023 en Resistencia. A media mañana se la vio ingresar con César a la casa de los Sena, sobre la calle Santa María de Oro al 1460. Todo indica que el crimen fue planificado, ya que César había convencido a Cecilia para viajar a Ushuaia, donde iban a empezar una vida juntos luego que Marcela Acuña les consiguiera trabajo y una casa donde vivir. Todo era una puesta en escena para justificar la desaparición de Cecilia.

Los rastros de sangre hallados en el piso de una habitación de la planta baja y en una cama se corresponden con la de Cecilia, según un estudio de ADN. Pero no es lo único que compromete a César. Las pericias telefónicas establecieron que ese día el joven viajó a la localidad de Villa Elisa y las antenas de telefonía celular establecieron que tenía en su poder el celular de Cecilia, con el que siguió enviando mensajes a la familia de la joven hasta varios días después.

Para el fiscal Martín Bogado, Emerenciano y Marcela no fueron ajenos al crimen. Le facilitaron la casa para consumar el hecho porque sabían que en ese lugar tenían asegurada la impunidad. “La familia Sena actuaba con total impunidad. Cecilia no murió por azar: murió por violencia de género extrema en manos de una organización criminal”, afirmó.

En los días posteriores, César bajó de la camioneta la valija y una mochila de Cecilia y la guardó en la casa. Días después aparecería quemada junto con su celular y el del hijo de los piqueteros.

Según la acusación fiscal, Melgarejo y Reinoso tuvieron la misión de mantener vivo el fuego toda la noche en la chanchería familiar para que terminara de consumirse el cadáver de Cecilia, ya que Sena y Obregón retornaron a Resistencia.

En el campo se hallaron restos óseos que corresponden a una persona adulta pero la acción del fuego impidió obtener un ADN. Y en el lugar donde César y Obregón descartaron las cenizas, en aguas del río Tragadero, apareció quemado un dije que utilizaba Cecilia.



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