La calle de tierra está desierta. Desde la vereda, donde el viento levanta polvareda, se alcanza a ver el santuario de Loan Danilo Peña (5) en una pequeña habitación en el extremo izquierdo de la parte delantera de la casa de María Noguera (47), la madre del nene desaparecido hace exactamente un año.

En el alambre perimetral que protege el frente de la vivienda, con paredes pintadas de blanco y verde agua, están colgadas una serie de banderas con distintas referencias a Loan. “Que vuelva Loan”, “los chicos no se negocian”, “un país te busca”, “un ángel no perdido”, rezan algunas de estas insignias con los colores de Argentina y de Boca Juniors, el club del que el niño es hincha fanático.

María recibe a Clarín en la mesa del patio techado de su casa en el barrio Chaquito de 9 de Julio, en Corrientes. La mujer se sienta y habla con esfuerzo, cargando con el desgaste del dolor y la angustia que arrastra desde hace 12 meses.

Consultada sobre si tienen alguna actividad planeada para este viernes 13, cuando se cumple el primer aniversario de la desaparición de su hijo, responde: “No te dan ganas de nada”.

Este viernes a las 11 está prevista una misa en la Capilla Ascensión del Señor, frente a la Plaza General San Martín, en el corazón de la localidad y en la que se realizaron marchas para reclamar por la aparición de Loan. La Eucaristía será encabezada por el arzobispo de la provincia de Corrientes, monseñor José Rodolfo Larregain, quien estará acompañado por el párroco local, Juan Pablo Blanco.

La madre de Loan en el santuario que montó en su casa de 9 de Julio. Foto Juano Tesone / Enviado Especial

María no sabe si va a participar porque considera que este tipo de ceremonia “es más para los muertos”, y su instinto de madre le dice que su hijo “está vivo”.

“Está con alguien”, afirma y, en ese sentido, indica: “Desde el comienzo tuve mucha fe y confianza. Siempre. No voy a bajar los brazos hasta que aparezca”.

Sobre los detenidos, la mujer se pregunta: “¿Por qué no dicen la verdad? Si todos ellos tienen hijos. ¿No pensaron en ellos?”.

Luego cuenta que a ella le “cuesta salir de la casa” y que no ve mucho lo que sucede en el pueblo. “No me da para salir. Es como si lo estuviera esperando”, comenta.

A la madre de Loan le cuesta hablar del caso, pero dice que sigue con fuerza y esperanza. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial A la madre de Loan le cuesta hablar del caso, pero dice que sigue con fuerza y esperanza. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial

A su vez, le llegan mensajes de madres de los compañeritos de jardín de su hijo. “Mami, la sillita de Loan le sigue esperando”, dice que uno de los nenes le pregunta a su mamá.

Mientras tanto, en la habitación de Loan su mochila y el resto de sus pertenencias siguen intactas. Lo único diferente es que su madre le cambió el colchón de la cama.

José Peña (57), el padre, se encuentra la mayor parte del tiempo en el paraje El Algarrobal, donde cuida de su madre Catalina Peña (87) y donde Loan desapareció aquel 13 de junio de 2024, tras un almuerzo familiar para celebrar la fiesta patronal de San Antonio de Padua.

“Él no puede estar acá. Allá, hace su propios recorridos por el naranjal a ver si encuentra algo”, dice María, quien aclara que Catalina antes estaba al cuidado de su hija Laudelina Peña (46), la tía de Loan, que está detenida e irá a juicio por el caso junto a otros 16 acusados.

Cae el sol y en el jardín de la casa están dos de sus hijos, Mariano y Cristian, junto a otros familiares. A la distancia se oye pasar una moto, el tipo de vehículo que más transita por las angostas e irregulares calles de esta pequeña localidad de 2.500 habitantes.

Cómo está el pueblo de Loan

La localidad de 9 de Julio está atravesada por la ruta 123 y a ambos lados de esta cinta asfáltica -una de las pocas que tiene el casco urbano- se ubican comercios de distintos rubros esenciales, la Capilla Ascensión del Señor, la Plaza San Martín y detrás de esta, la Escuela 137 a la que asistía Loan.

Un mural en homenaje a Loan en la plaza principal de 9 de Julio. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial Un mural en homenaje a Loan en la plaza principal de 9 de Julio. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial

En el centro de la plaza, hay un mural que dice “Nunca dejen de buscarme! Loan”, junto a una imagen del niño vestido como el Gauchito Gil, una figura presente por distintos puntos del pueblo.

En la plaza hay un par de chicos andan en bicicleta, ante la atenta mirada de sus madres. Rodolfo, un docente jubilado y ex comerciante del barrio que reside allí desde 1992, cuenta a Clarín que desde que ocurrió la desaparición de Loan “lo que quedó es el miedo de las madres por sus hijos”.

Con 38 años de experiencia en trabajar a diario con alumnos de escuela primaria en distintos establecimiento educativos de la zona, este vecino afirma que desde hace un año que “ya no se ven a grupos de chicos jugando solos en la calle, en la plaza”.

“Ahora las madres los van a buscar a la puerta del colegio y se los llevan de la mano o en la moto”, agrega, al tiempo que esa exacta secuencia se produce ante los ojos de este cronista. Se encoge de hombros y dibuja un gesto con su rostro como diciendo “¿Ves lo que te digo?”.

En la escuela de Loan se ve poco movimiento. Y en la plaza también. La capilla, que fue restaurada a fines del año pasado y luce como nueva y con una foto de Loan junto al altar, tiene abiertas sus puertas, pero el cura no se encuentra. El párroco Blanco reemplazó al que se hallaba cuando ocurrió la desaparición, pero como vive a 50 kilómetros de distancia suele presentarse cuando hay misa.

Imagen de Loan en la Capilla Ascensión del Señor de 9 de Julio, donde este viernes se hará una misa. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial Imagen de Loan en la Capilla Ascensión del Señor de 9 de Julio, donde este viernes se hará una misa. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial

En pleno centro de la localidad y en las calles de los alrededores inmediatos no se ven policías ni personal de otras fuerzas de seguridad. Solo los vecinos y vecinas en sus actividades de rutina. Van y vienen. Tampoco hay demasiadas referencias a Loan, excepto por alguna que otra banderita colgada de una ventana con la leyenda “Justicia por Loan”.

Al recorrer los barrios periféricos y unos tramos de las rutas de la zona tampoco se ven operativos ni rastrillajes. Sin embargo, fuentes judiciales indicaron a Clarín que, más allá de la elevación a juicio de la causa, la investigación y la búsqueda del niño continúa.

Hay una apariencia de absoluta tranquilidad. Sin embargo, detrás de esa imagen se percibe cierto miedo. Una sensación de temor a, tal vez, hablar del caso, de que algo malo le suceda nuevamente a un niño del pueblo, de seguir viviendo en esta situación y nunca volver a recuperar la tranquilidad habitual.

La casa de la tía, una de las acusadas

Laudelina Peña, tía paterna de Loan, residía al momento del hecho a unas cuadras de la casa del nene, cerca del ingreso este a 9 de Julio, aunque todo en esta localidad queda relativamente cerca. Solo el paraje El Algarrobal está alejado.

En la humilde vivienda de la tía, que cuenta con un frente cercado con maderas y se ubica sobre una calle transversal cercana a la salida este del pueblo, se encontraba Macarena Peña (22), una de las hijas de la detenida. Consultada por Clarín, la joven se excusó de hacer declaraciones.

Frente a esta casa hubo a principios de julio del año pasado una marcha en reclamo de justicia y para repudiar a Laudelina, quien acababa de ser detenida por el caso. También hubo un rastrillaje en un terreno situado de la mano de enfrente. Hoy solo se escucha un poco de chamamé proveniente de una casa vecina y se advierte un tránsito mínimo.

La vivienda vacía de la ex funcionaria detenida

De regreso hacia el lado del ingreso oeste a la localidad se encuentra el domicilio de la ex funcionaria municipal María Victoria Caillava (53), otra de las ocho personas detenidas por el caso. Es una vivienda en una esquina, bastante más cómoda y amplia que la mayoría y que linda con el silo de una arrocera.

La casa está deshabitada. Los ventanales delanteros están cubiertos por nylon y el abandono es visible. La mujer y su esposo, el ex marino Carlos Guido Pérez (63) -otro de los acusados presos- eran sus únicos moradores y de acuerdo a los vecinos, solo su hijo -que reside cerca de la laguna- pasa regularmente por el frente para echar un vistazo.

Las casa de los acusados María Victoria Caillava y su esposo Carlos Pérez, ambos detenidos, está vacía. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial Las casa de los acusados María Victoria Caillava y su esposo Carlos Pérez, ambos detenidos, está vacía. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial

Cristina y Carlos son un matrimonio que vive en la misma cuadra y coinciden en que el caso Loan fue un golpe duro para la localidad. “Esto es un desierto”, dice ella. “Un pueblo fantasma”, añade él.

Para ellos también la desaparición del nene dejó “miedo” en las calles. “Nunca había pasado esto acá”, afirma Cristina, quien aclara, un poco en broma, que a pesar de ello, “esto, en comparación con Buenos Aires es el paraíso”.

El Algarrobal, en silencio

Clarín intentó dialogar con Catalina Peña, la abuela de Loan, en su casa del paraje rural El Algarrobal, unos 8 kilómetros al sudoeste del centro de 9 de Julio, donde apenas se oye el sonido de la naturaleza. Las ramas de los árboles al compás del viento y el canto de los pájaros. Cada tanto, hay un claro en la espesura de la vegetación y aparece una granja en la que pastan vacas y caballos, los perros se echan al sol y hay huertas.

Acompañada de un familiar que le trajo víveres en moto, Catalina no recibe a este diario. Su vivienda ya no se ve desde el camino de acceso, porque la flora creció y cubrió el frente. Ramón, un vecino que cosecha zapallitos unas cuadras más adelante de la casa de la abuela, comenta a Clarín que fue un año difícil, pero que “ahora se está más tranquilo”:

El caso

Además de Laudelina Peña, María Victoria Caillava y Carlos Guido Pérez, están detenidos e irán a juicio oral por la “sustracción y ocultamiento” del nene la pareja de la tía de Loan, Bernardino Antonio Benítez (38); Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez (50) y su mujer Mónica del Carmen Millapi (36) -con domiciliaria-; y el comisario Walter Adrián Maciel (44).

También está preso Nicolás Gabriel Soria (42), quien se presentaba como “El Americano” y está acusado en una causa paralela en la que se investiga la privación ilegal de la libertad en un hotel no habilitado de la zona de Macarena Peña y los otros dos hijos de Laudelina, y de Camila Ayelén Núñez (25) -tía de los chicos- y su hija menor de edad.

En este expediente, hay otros nueve imputados, que no están presos pero también serán juzgados por sus presuntas maniobras para desviar la investigación principal haciéndose pasar por miembros de la Fundación Lucio Dupuy.

Se trata de Elizabet Noemí Cutaia (45), Alan Juan José Cañete (32), Pablo Noguera (43), Leonardo Rubio (38), Delfina Taborda (22), Verónica Machuca Yuni (50), Valeria López (50), Pablo Núñez (26) y Federico Rossi Colombo (43).

Una de las banderas que cubren el frente de la casa de Loan. Foto: Juano Tesone / Enviado EspecialUna de las banderas que cubren el frente de la casa de Loan. Foto: Juano Tesone / Enviado Especial

A fines de mayo, la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, cerró la etapa de instrucción y envió todas las actuaciones al Tribunal Oral Federal de Corrientes, que será el encargado de llevar a cabo el juicio a 17 acusados, en una fecha aún a designar. El fiscal federal Oscar Schaefer, quien impulsará la acusación en el debate, estima que el proceso comenzaría a fines de este año o a principios de 2026.

Para la Justicia, la sustracción y ocultamiento de Loan se produjo tras el almuerzo del 13 de junio de 2024 en la casa de Catalina en El Algarrobal, donde estaban presentes los imputados Benítez, Ramírez, Laudelina, Caillava, Pérez y Millapi.

“Esto se produjo entre las 13.52, horario en que el niño fue registrado en una fotografía por última vez caminando hacia una zona de monte en donde había un naranjal, junto a otras personas -mayores y menores de edad-, y las 15.26, hora en la que se verificaron los primeros intentos de comunicación a la madre del menor para avisarle de la desaparición de su hijo”, sostiene el requerimiento de elevación a juicio.



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