Por qué alguien mandaría guantes de box y manoplas berretas de Argentina a Guyana Francesa. Eso se preguntaron los inspectores del correo privado FedEx y luego los investigadores de Aduana. Dos escaneos les dieron la respuesta: en el paquete –que había sido retirado de un domicilio de Gerli– se escondían 5 kilos de éxtasis, unas 13.500 pastillas.

Un destino inusual ya que, en general, Argentina solo importa drogas sintéticas de Europa, no las triangula. Y una cantidad también importante. El caso, a cargo del juez en lo Penal Económico Diego Amarante, arrancó en noviembre de 2024 y hace apenas unas semanas la División Investigaciones Criminales de la Policía de la Ciudad logró atrapar a casi toda la banda.

Dos dominicanos, una venezolana, una argentina y un colombiano no sólo estaban detrás de los narco-guantes. En los operativos concretados en Capital y Provincia de Buenos Aires se secuestraron 9 kilos más de éxtasis y MDMA, en pastillas y en polvo. Lo suficiente como para hacer 24 mil pastillas, que a 30 mil pesos en la calle representan, unos 700 millones de pesos.

Pero volviendo a la pregunta original, ¿por qué Guyana Francesa, uno de los destinos menos conocidos de América del Sur? Tal vez la respuesta sea una combinación de factores.

Por un lado la mayoría de los integrantes de la banda eran dominicanos, país cercano a las Guyanas (francesa, británica y Surinam). Por otro, según explicaron especialistas a Clarín, el contrabando de éxtasis o MDMA viene teniendo una lógica que hace que se expanda en el continente.

“Las organizaciones que llevan cocaína a Europa usando mulas aprovechan el viaje de vuelta y traen drogas de diseño que muchas veces son un intercambio por la cocaína. Últimamente estamos viendo más mulas, puede ser que la oferta supere la demanda y por eso las líneas se amplían a otros países”, explicaron fuentes del caso a Clarín.

La investigación de los narco-guantes tardó 6 meses y pasó por todas las etapas. Para empezar se descubrió que la dirección en Gerli, Provincia de Buenos Aires, por donde la empresa FedEx había pasado a buscar el paquete, era solo una fachada. Pero el empleado que cumplió con el servicio de pick up pudo describir a la persona que se lo entregó.

Por otro lado, el juez Amarante decidió reemplazar la droga por material inocuo y dejarla seguir camino, lo que se llama una “entrega controlada”. Pero hubo un error: el envío partió rumbo a la Guyana británica (conocida como Guyana a secas) y no a la francesa. Por eso terminó rebotado y de vuelta en la Argentina.

El error, paradójicamente, ayudó en la causa. El hombre que había despachado el paquete –con acento extranjero, según el empleado de correo– comenzó a mandar mensajes de texto a la empresa reclamando por lo que había pasado.

Ante esto, se intentó que el hombre pasara a buscar el paquete pero no cayó en la trampa y nunca apareció. Lo que sí hizo fue darle a su mamá el dispositivo desde el que había mandado los mensajes. Aunque le había cambiado el chip varias veces, pudieron rastrearlo.

En los mismos operativos se secuestraron los 9 kilos más de éxtasis y MDMA y cayó un segundo dominicano, Luis Manuel Reyes y una dominicana nacionalizada argentina, Jesica Santos de Leon

Aun se investiga cuál fue la ruta de entrada de semejante cantidad de drogas de diseño, un récord absoluto para la Policía de la Ciudad.

También se sigue la pista de un colombiano que se fue de Argentina ni bien los “narco-guantes” salieron para la Guyana Francesa.

Fue así que hace un mes arrancaron los allanamientos simultáneos y uno de los más importantes fue en Yacaré disco, un boliche con aspecto de antro del barrio de Constitución. Allí había trabajado una de las detenidas, la venezolana Luz Marina Leon.

Su novio, el dominicano José Antonio Giron (también detenido) había sido el que entregó el paquete a Fed Ex.



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