Rozó la impunidad, pero hoy se mueve como nunca. La causa por el crimen de Nora Dalmasso (51) –ocurrido hace casi 19 años en Rio Cuarto, Córdoba– tiene novedades casi todas las semanas. En menos de 10 días Netflix estrenará Las mil muertes de Nora Dalmasso, un documental sobre el caso. Y en los tribunales se recalienta una batalla para llevar a juicio a un acusado que tiene todas las de perder, el parquetista Roberto Barzola (45).

Barzola estaba trabajando en la casa de los Macarrón –en el country Villa Golf, de Río Cuarto (Córdoba)– en noviembre de 2006, cuando fue la violación seguida de muerte. Siempre había declarado como testigo pero a fines del año pasado se determinó que su ADN estaba presente en la cinta de la bata de baño con la que mataron a la víctima y en un pelo púbico encontrado en el cuerpo de Nora.

El dato no se tuvo antes porque los tres fiscales que instruyeron la causa –Javier Di Santo, Daniel Miralles y Luis Pizarro– se negaron a incluir a Barzola en el listado de sospechosos, aunque hasta el FBI lo había recomendado. En su lugar enfocaron todos sus cañones contra Facundo, y luego a Marcelo Macarrón.

El pasado 29 de mayo el juez de Instrucción Daniel Ortiz tomó una decisión tan salomónica como contradictoria: no hizo lugar al pedido de prescripción planteado por la defensa pero, acto seguido, ordenó que se investigara la verdad histórica, no que se elevara a un juicio penal.

La decisión de ir a juicio por la verdad histórica, no conformó a nadie. Este lunes los abogados de la querella, Mariángeles Mussolini y Gustavo Liebau, y el fiscal Pablo Jávega apelaron a la Cámara Segunda de Rio Cuarto porque quieren un juicio penal hecho y derecho, que Barzola sea condenado y termine en la cárcel.

Por su parte el nuevo abogado de Barzola, Zacarias Ramírez Rigo, también apeló. Lo que él pretende es que el parquetista sea sobreseído por prescripción de la acción penal. En otras palabras que no se hable más del asunto porque ya pasaron casi 19 años.

Los planteos llegaron al escritorio del juez Ortiz y seguirán viaje hasta la Cámara Segunda del Crimen de Rio Cuarto donde continuará la batalla. Mientras, el 19 de junio, Netflix estrenará una serie documental sobre el caso en que el gancho son los testimonios de Marcelo Macarrón y su hijos, que nunca hablaron largo y tendido con la prensa.

En marzo, el fiscal Pablo Jávega firmo un dictamen con un objetivo ambicioso: cambiar el destino de prescripción del expediente abierto por el crimen de Nora Dalmasso.

Dándole gran parte de la razón a los abogados querellantes, el fiscal Jávega se opuso formalmente a la prescripción de la causa. El cierre definitivo había sido sido planteado en diciembre por la defensa del parquetista Roberto Bárzola.

Este tipo de pruebas, en cualquier caso, resultarían contundentes. Pero Bárzola intenta hacer jugar a su favor los casi 19 años que pasaron desde el hecho. Su idea es quedar impune. Ante esto la querella se opuso en febrero y también lo hizo el fiscal, cuyo dictamen fue un gran espaldarazo a la posición de Marcelo Macarrón y sus hijos.

Según explico Jávega, primero corroboró que Barzola no tuviera otros procesos penales posteriores al crimen (lo que hubiera podido impedir la prescripción de forma automática). No los encontró pero aun así se opuso a la prescripción. El argumento principal: que el tiempo debe contarse de manera no lineal porque hubo muchos años en los que Marcelo Macarrón y su hijo Facundo no pudieron actuar como querellantes por estar acusados en la causa.

Lo que dicen los Macarrón es lo que piensan muchos: que poner como límite los 15 años para dar por cerrada una investigación por un delito grave es injusto y vulnera los derechos de las víctimas a encontrar justicia.

Durante la investigación fueron imputados el pintor Gastón Zárate, considerado “perejil” por sus vecinos que hasta marcharon para defender su inocencia; el hijo de la víctima Facundo Macarrón, el abogado Rafael Magnasco, quienes progresivamente fueron sobreseídos de las acusaciones.

Finalmente el viudo Marcelo Macarrón llegó a juicio acusado de ser el instigador del crimen, pero terminó absuelto. Al momento de la violación y muerte de su esposa, Macarrón se encontraba participando en un torneo de golf en Punta del Este (Uruguay).



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