El hallazgo que este miércoles alcanzó la Policía de Misiones es completamente insólito: dio con un integrante de una banda criminal que estaba prófugo y al que buscaba intensamente, y lo hizo en la casa de éste, pero dentro de un pozo ciego, entre desechos y elementos cotidianos llamativos. “Chingadera”, como se conoce al detenido, quedó a disposición de la Justicia, mientras que su pareja quedó notificada.
Tiene 39 años, se llama Jorge Gastón Ferreyra pero lo conocen como “Chingadera”. La Justicia misionera lo buscaba por varios delitos cometidos, entre ellos el de robo en distintos puntos de la provincia, aunque su base era Garupá, una ciudad a poco más de 15 kilómetros al sudeste de Posadas. Antes habían caído los otros cuatro integrantes de una banda que desde comienzos de este año integraba y de la que él era el único en seguir prófugo.
Este miércoles por la tarde, agentes de la División Investigaciones de la Unidad Regional X de la Policía de Misiones llevaron a cabo un operativo de allanamiento en el barrio 140 viviendas de Garupá con la intención de dar con Ferreyra.
Todo comenzó más temprano, cuando dos vecinos que viven en un mismo terreno denunciaron, independientemente, robos en sus casas mientras ellos no estaban y que faltaban de sus hogares objetos de todo tipo: dinero (tres millones de pesos en efectivo), una computadora, una pistola masajeadora, un microondas, una mochila, calzas, corpiños, chombas, un secador de pelo, una tarjeta SUBE; y la lista sigue.
Cuando se requisaron las cámaras de seguridad aledañas se dio con que quién había escruchado ambas casas había sido “Chingadera” Ferreyra, a quien ya se buscaba por otros robos anteriores y por los cuales ya habían caído sus cómplices. Con la orden de allanamiento labrada por el secretario del Juzgado en Turno I de Posadas, Román Zahrebelnyg, los agentes de la Unidad Regional X de la policía misionera fueron hacia la casa de Ferreyra, donde fueron recibidos por Laura, la pareja del delincuente.
El escondite de “Chingadera”: entre aguas residuales rodeado de elementos insólitos
Ésta les dijo que “Chingadera” no estaba ahí. Los agentes le dijeron que tenían la orden judicial para ingresar a la casa y buscar a Ferreyra allí, lo que terminó ocurriendo. A medida que los agentes requisaban el interior de la casa iban dando con la mayoría de los elementos antes denunciados como robados (el secador de pelo, la pistola masajeadora, las chombas, un corpiño, varias calzas), pero no la plata ni el delincuente.
O casi: cuando los agentes inspeccionaron una parte del patio, a metros de una bicicleta negra que estaba tirada aleatoriamente, corrieron la tapa de cemento de una cámara séptica (un pozo ciego) y dieron con “Chingadera” Ferreyra, que estaba acovachado, entre aguas residuales junto a un paquete de salchichas y una taza de plástico. Una vez que lo sacaron de allí, lo detuvieron, a la vez que a su pareja le notificaron que será investigada por su posible participación en los delitos cometidos.
“Tenía antecedentes de robos en todas sus versiones, e integraba una banda que robaba por los municipios durante todo este año. Venía zafando“, apuntó una fuente de la investigación. Y casi que zafa, pero ahora cambió de lugar de recluimiento: del pozo ciego pasó al calabozo de la Comisaría Décima.