La suspensión del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona por el escandaloso documental que estaba grabando Julieta Makintach, una de las tres integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 3 de San Isidro, fue una noticia mundial. Pero más allá del escándalo, las implicancias son muchas, para las partes involucradas en este proceso y para la el Poder Judicial en general.

Así lo cree Diego Armesto, abogado de la Universidad del Salvador y docente de la Universidad Nacional de La Plata, UNAB y UCEMA, entre otros centros de estudios. Miembro de la Asociación Argentina de Derecho Parlamentario y de la Red Latinoamericana de Estudios e Investigación de Derechos Humanos y Humanitario, y ex asesor del Senado de la Nación y de la Vicepresidencia de la República, el especialista analiza sus repercusiones.

-¿Qué sensación le da haber visto las imágenes de la jueza Julieta Makintach en pleno juicio por la muerte de Diego Armando Maradona?

-Me dio la sensación de un problema de valoración de la judicatura y del lugar que ocupan como juez de un tribunal y en representación del órgano jurisdiccional de la provincia de Buenos Aires. Ella tomó una actitud del punto de vista que no tiene que ver nada con el decoro, con las características y las virtudes que debe tener un juez al momento de ejercer la judicatura, que es ser y mostrarse como independiente, íntegro, imparcial, razonable, prudente, honesto. Yo creo que todas esas características o virtudes que debe tener un juez deben también de ser el correlato en el momento que está ejerciendo la judicatura. Frente a esto, obviamente que uno se siente frente a un bochorno, frente a un engaño y que no está cumpliendo la función por la cual fue designada.

-¿Lo que ocurrió con la jueza Makintach cómo impacta en la justicia?

-En primer lugar es un golpe importante al órgano jurisdiccional en atención a que no es un hecho aislado. ¿Por qué no es un hecho aislado? Me resulta llamativo porque yo no generalizo que todos los jueces sean igual a esto, pero en los últimos tiempos en la Argentina nos fuimos encontrando con distintas cuestiones que hacen a poner en duda al órgano jurisdiccional. Voy a un ejemplo ustedes en el diario en el día de hoy están hablando del juez de Marcelo Boyle, el juez federal de Rosario. Lo que titula el diario es que está más cerca de ir preso. O el juez federal de Mendoza Walter Bento, al que también se descubrió alguna cuestión y fue destituido por un jury de enjuiciamiento. No lo podemos olvidar en el caso de los jueces de María Soledad Morales y la gran crítica que siempre hay a Comodoro Py. Todo esto es un combo que lleva indefectiblemente a poner en jaque a la justicia, que afecta a la institución justicia y afecta también a la República. Joaquín V. González, el gran constitucionalista riojano, decía que “un país sin justicia es un país sin república”. Entonces, automáticamente esto lleva de la mano esta idea de que la falta de integridad, la falta de transparencia, la falta de equidad, la falta de justicia lleva a que el ciudadano ponga el ojo y diga que la justicia en Argentina está funcionando mal. Y no es consecuencia solo de la justicia, sino también de la política, y acá voy a meter a la política porque cumple un rol fundamental al momento de designación de jueces, tanto a nivel nacional como a nivel provincia de Buenos Aires. Tenés un Consejo de la Magistratura que durante 20 años aproximadamente fue gobernado por la política. Cuando la reforma de 1994, el convencional constituyente y principalmente el miembro informante Enrique Paixao sostenía que había que terminar con el toma y daca. Es decir, eso que yo te doy un juez y dame dos a mí, uno para vos y se lo repartían el botín o se lo tiraba en la política los distintos juzgados. El Consejo de la Magistratura apareció con una idea de transparentar la designación de jueces y hacer participar a distintos estamentos y el equilibrio se rompió durante 20 años. Y esto es consecuencia de que la política ingresó a tribunales y como decía Francisco Carrara, “cuando la política entra a tribunales, la justicia sale por la ventana”.

El abogado Diego Hernán Armesto analiza las implicancias de la suspensión del juicio por Maradona. Foto Emmanuel Fernández

-¿Cree que la nulidad fue la mejor opción?

-Yo creo que acá hay tres elementos que son fundamentales. Uno es el de la justicia para las familias y para los imputados; la justicia para la sociedad y la justicia para también el conjunto de las personas que están preocupadas con esta cuestión que hace al tema del caso Maradona. La Ley Procesal de la Provincia de Buenos Aires establece que frente a una situación como la que estamos viviendo, automáticamente el juzgado tiene que declarar la nulidad y designar de nuevo a jueces. Porque acá también, a partir de esta actitud asumida por la jueza, genera sospechas sobre los otros jueces. Es decir, la sospecha está generada sobre el tribunal, porque vos te haces la pregunta hoy, ¿y los otros jueces sabían, tenían conocimiento, habían tomado conocimiento, le habían informado sobre esta cuestión? Bueno, todo esto conlleva que genere una incertidumbre a las partes, a la fiscalía, al querellante, a los abogados defensores y pensar que este tribunal no reúne las características de imparcial, independiente e íntegro, entonces la Ley Procesal permite en forma automática cambiar. Obviamente que Buenos Aires tiene un problema con el servicio de Justicia y me parece que también vuelvo a rozar la cuestión política. La política en la Provincia no resuelve los problemas principales de la gente, que son nada más y nada menos que el servicio de justicia y obviamente va de la mano del tema de la seguridad. Entonces, todo es un combo que afecta indefectiblemente a esto que la sociedad reclama: justicia.

-¿Cuáles considera que son los pro y contras de iniciar un nuevo debate donde ya hubo realizada prueba, estrategias, declaraciones y hasta allanamientos?

-Es un problema porque el juicio comenzó el 11 de marzo, y hubo desarrollo de la prueba. Aparte hay una de las características que tiene este juicio que es la oralidad. Es decir, hay personas imputadas por falso testimonio y ahora todo vuelve a foja cero y el inicio de un falso testimonio puede corregir lo que va a declarar en el nuevo juicio. A la vez se revelaron estrategias desde que se inició este debate que se tendrán que replantear. Fijate que, por una decisión unilateral de uno de los miembros del tribunal, automáticamente se desarma todo un proceso penal que es nada más y nada menos un juicio oral y público que debe estar imbuido en este concepto de la ética, de la moral, de los valores, de la independencia del órgano jurisdiccional, de la posibilidad del desarrollo de estrategias para la defensa, para la querella, para la fiscalía. Si todo esto se desmoronó en dos segundos por una cuestión ajena al servicio de justicia, por una cuestión ajena al perfil del juez, por una cuestión ajena a lo que la sociedad reclama, que es nada más y nada menos que la justicia. Entonces, esto es lo grave. Hay que reiniciar un juicio con todo lo que implica, porque hubo declaraciones de personas que se quebraron, que se sintieron mal y ahora tienen que repetir todo ese calvario. Tenemos que poner el ojo, por eso vuelvo a la cuestión de la designación de los jueces y la política, cuando se designa un juez que sea una persona proba, honorífica, que sea íntegra, que meramente tenga la vocación del servicio de justicia.

La jueza Julieta Makintach, en los Tribunales de San Isidro. Foto Juano Tesone La jueza Julieta Makintach, en los Tribunales de San Isidro. Foto Juano Tesone

-¿Se puede llegar a lograr obtener justicia en este nuevo debate?

-Yo creo que ahora todos los ojos van a estar puestos sobre el tribunal, en que no se permita bajo ningún aspecto otra cuestión ajena al órgano jurisdiccional como lo que pasó en esta instancia. Fijate que la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires tomó cartas rápidas en el asunto con el procurador que comienza el jury. Este nuevo juicio va a tener la mirada de todos para ver si verdaderamente se cumple el concepto de justicia que uno busca siempre.

-¿Influyó entonces la celeridad de la Corte que esta causa sea por la muerte de Maradona?

-Sí, obviamente sí. Si le pasa a Emmanuel o a Diego, olvídate. Ahora estamos frente a un hecho que tenía trascendencia internacional. Entonces me parece que la Suprema Corte, con mucho atino, reaccionó rápido. La política tiene una reacción rápida frente al hecho pidiendo jury de enjuiciamiento a la jueza, pero acá también hay que endilgarle a la política de la provincia de Buenos Aires que permitió, y no generalizo, que no se controle específicamente las características que debe reunir un juez. Cuando ingresa un juez lo primero que tiene es el apoyo, la banca de la política y eso no sirve. Después tiene que ser una persona que verdaderamente tenga la vocación de servicio y del servicio de justicia. Esto es lo que a mí me preocupa. Yo celebro la intervención de la prensa, la intervención del periodismo. Si no fuera por la prensa y el periodismo, el secretismo sería la regla en estas cuestiones que se ventilan en algunos juicios. Creo que la oralidad en juicio oral y público también debe ir acompañado de la posibilidad de que todos los juicios o su mayoría sean transmitidos por medios públicos, como fue el caso de Vialidad, donde pudimos ver tranquilamente toda la prueba. En la importancia de poner en relieve también, como una pauta más para sumar transparencia, al órgano jurisdiccional, el periodismo y la prensa tienen que tener un rol fundamental.

El abogado Diego Armesto cree que el escándalo de Makintach es un golpe para  la Justicia. Foto Emmanuel Fernández El abogado Diego Armesto cree que el escándalo de Makintach es un golpe para la Justicia. Foto Emmanuel Fernández

-¿Cree que la motivación de la jueza Makintach fue acercar la justicia a la sociedad como dijo o tenía otra?

-La motivación es una motivación personal de ella. Ahora si ella quiso que la sociedad viera lo que es la justicia, flaco favor le hizo a la justicia porque lo que nos estamos llevando hoy es un bochorno.

-Luego de este escándalo, ¿piensa que la sociedad va a confiar en esta justicia y en los jueces que lleven adelante el próximo juicio?

-Por eso insisto con el tema de la prensa. Hay una característica que sucede siempre en estas situaciones: cuando se apaga la luz, nos olvidamos. Bueno, por eso pongo de relieve la importancia que reviste esto que hacen ustedes, el periodismo, la prensa, constantemente estar por encima, ¿para qué? Para marcar estas cuestiones que para mí son claves. Y voy a sumar otra cuestión que es el costo del juicio, el costo del proceso, que tampoco nadie le presta atención. Sí podemos iniciar un nuevo juicio, tiene un costo, un costo para el Estado. Entonces todo lo que se hizo vuelve a foja cero, entonces tenemos que volver a iniciar un juicio, poner tres jueces, iniciar prueba, etcétera.

-Más allá del caso Maradona, ¿en que afecta a la justicia que muchos tribunales no estén compuestos en su totalidad?

-A la justicia la configuramos como una mujer con una venda en los ojos para mostrar que es independiente, que no mira a nadie y valoriza el concepto de justicia, que es nada más y nada menos que dar a cada uno lo que corresponde. Ese concepto de justicia tan simple que viene desde la época de los romanos lo que hace específicamente es darte la herramienta para que todo aquel que se presente ante el órgano jurisdiccional reclamando justicia la pueda obtener frente a un tercero imparcial, que es el juez, que es quien imparte ese valor justicia sin mirar a quien tiene adelante. Ahora, cuando la política tiene esta capacidad de meterse en la designación de jueces, conlleva indefectiblemente a que ese concepto decaiga, se desvanezca y produzca un descreimiento por parte de la sociedad en algo que es tan fundamental, porque nunca nos podemos olvidar que el Poder Judicial es uno de los tres poderes de la República. Y cuando te flaquea específicamente la justicia, los otros poderes no tienen control, no tienen el freno que pensaron estos grandes tratadistas en el mundo antes de la Constitución de 1853. Es decir, la justicia es un concepto que se discute hace muchísimos años en la filosofía jurídica. Bueno, esto es para mí un resquebrajamiento más y es la frutilla del postre. Es decir, es un elemento más que se suma a este descreimiento que está teniendo la sociedad en las instituciones de la república.



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