Recién en el último tramo de su declaración, Juan Alberto García Tonzo (31) reconoció, a un año y casi tres meses del crimen de Bastián Nehemías Escalante Montoya (10), que su accionar “fue negligente” y que actuó por “nerviosismo y miedo” luego de ser abordado por cuatro motochorros que intentaron robarle la moto con la que fue a buscar a su hijo a la salida de un colegio, en Wilde.
“¿Cómo considera su conducta?”, le preguntó la fiscal Mariela Montero. “Negligente, el miedo me llevó a donde estoy hoy acá”, respondió García Tonzo, con tono pausado, frente a los 18 integrantes del jurado popular que evaluarán si es culpable o no del “homicidio con dolo eventual” de Bastián.
García Tonzo repitió la palabra “miedo” al menos siete veces durante su declaración en la sala de debates del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Avellaneda.
Con Johana Montoya y Alejandro Escalante, los padres de Bastián, escuchándolo en la primera fila del público, el oficial de Policía comenzó relatando lo que sucedió en la noche del 10 de julio de 2024, cuando fue a retirar a su hijo a la escuela técnica N° 3 de Wilde y fue interceptado por cuatro ladrones con intenciones de robo.
El oficial García Tonzo, entonces, sacó su arma y comenzó a disparar. Dijo que escuchó detonaciones, “o al menos percibí eso”, sostuvo. Uno de los tiros impactó en Bastián, quien murió a las pocas horas.
“Me doy cuenta cuando van a robarme, (uno de los ladrones) hace un ademán intentando querer sacar un arma, o por lo menos eso interpreté. Antes de esa situación de peligro, esa reacción, ese nerviosismo, miedo a que me hagan algo, intenté defenderme”, reconoció.
Dijo que “estaba nervioso y tenía miedo” y que intentó resguardar su vida al colocarse detrás de un poste de luz, desde donde también continuó disparando. Según los peritos que declararon más temprano, realizó 11 detonaciones.
Una vez que los ladrones escaparon del lugar (dos en motos y los otros dos a pie), García Tonzo regresó sobre sus pasos para dar aviso al 911. Recién allí notó la presencia de Johana y Bastián, que luchaba por su vida a pocos metros.
“Al cabo de unos minutos escucho a los lejos los gritos de una femenina. Yo reacciono, trato de acercarme al lugar, que era la otra esquina. Trato de identificar la situación y cuando veo había una mamá con un nene en el piso. Había mucha sangre, traté de socorrer, miraba para todos lados, pedí ayuda”, se defendió, ante el jurado popular.
García Tonzo reconoció que era el primer enfrentamiento armado que protagonizó y que sintió miedo de que los motochorros reconocieran que era policía.
“Sentí miedo a que me saquen el arma y que pase lo que tenga que pasar, que me roben o me maten. Ante esta situación de miedo, cuando uno no sabe lo que está pasando, normalmente se le llama como una ‘visión blanca’, que es cuando ante un hecho de nervios, estrés o adrenalina, solamente ves un punto fijo y todo lo demás borroso”, explicó.
Durante su breve, pero firme declaración, García Tonzo tenía una postura encorvada. Habló lento y en momentos se quebró su voz, como cuando recordó lo que vio al observar a Bastián tirado en el piso.
“Cuando vi el charco de sangre, sentí desesperación. Pedí ayuda. Traté de calmar la situación, quería ayudar”, remarcó.
Por último, la fiscal le pidió que se representara en la calle y con los ladrones escapando, de espaldas. El imputado reconoció que los vio de espaldas yéndose y la fiscal le preguntó: “Aun así, ¿siguió disparando?”, “Si,”, respondió, y agregó que en ningún momento visualizó a Bastián.
“Mis últimas palabras son perdón y arrepentimiento. Nada más”, completó, sin mirar a los papás del nene fallecido.
Pedido de penas
En sus alegatos de cierre, la fiscal Montero solicitó que García Tonzo sea declarado culpable del delito de homicidio, misma calificación solicitada por los abogados de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
El estudio de Matías Morla, quien representa a la familia de Bastián, sostuvo que “la justicia de Bastián solo depende de ustedes”.
Por su parte, la defensa le habló al jurado, les dijo que “sintió miedo porque además de un policía es una persona”, y que su vida corrió riesgo.
“El veredicto debe ser de culpabilidad porque algo tiene que pagar, pero no algo indebido o algo que no fue”, dijo otro de los defensores antes de aclararle al jurado que el policía actuó sin intención de matar, y la diferencia entre un homicidio culposo y uno doloso, para inclinarse por la primera opción.
La declaración de la madre
Un rato antes de la declaración de García Tonzo había sido el turno de una de las declaraciones más esperada, la de Johana Montoya, la mamá de Bastián, quien estuvo dos días yendo a los tribunales de Avellaneda durante varias horas, los dos días previos al momento de declarar.
Con la frente en alto, vestida con un buzo negro con una inscripción y un rodete en el pelo, paso por delante del policía, quien en todo momento estuvo detrás de sus defensores oficiales, y se sentó ante los 18 miembros del jurado popular.
Antes de comenzar con su relato, que no superó la media hora, un policía le acercó dos vasos de agua y servilletas, un preludio de lo que se creía que sería un testimonio lleno de dramatismo, emoción y tristeza.
Johana comenzó recordando que a su hijo le gustaba mucho jugar a la pelota, andar en bicicleta y jugar a las figuritas. Jugaba al fútbol en dos clubes. Fue en la salida de uno de ellos donde ocurrió la tragedia.
“Salimos del club que queda en Rondeau y doblamos en Caxaraville. Él (Bastián) iba en bicicleta al lado mío. Hicimos 20 metros por Caxaraville cuando me llamó la atención ver a una persona en la esquina y se acercaron dos motos. Vi que una persona sacó un arma, la que estaba parada en la esquina, y me di cuenta de que estaba pasando algo raro, que era un robo. Nos giramos con Bastián para volver al club”, indicó como introducción al hecho.
La mujer afirmó que vio al hombre que estaba parado en la esquina sacar un arma. Luego dio media vuelta con la intención de volver al lugar de donde habían salido minutos antes, pero en ese momento escuchó “más o menos 10 tiros, que venían detrás mío”, declaró.
“Antes de doblar la esquina él (Bastián) se queja, me dice ‘ma’, se desvaneció, y cayó al piso. No podía hablar. Cuando me doy cuenta, tenía un disparo en el cuello que traté de presionarlo porque salía mucha sangre”, dijo Johana, con la voz quebrada.
Bastián fue trasladado en grave estado en la caja de un patrullero hacia el UPA de la zona para luego ser derivado al Hospital Finochietto de Avellaneda, donde fue operado de urgencia.
“Cuando llegamos al hospital hizo un paro hasta que lo metieron en un quirófano. Le sacaron un pedacito de vena porque tenía la arteria destruida y le pusieron un stent. Cuando terminó la operación y lo pasaron a unidad coronaria. A las 9 de la mañana él fallece”, recordó Johana, entre lágrimas.
La madre de Bastián afirmó que García Tonzo no se identificó frente a ella y que no se acercó a asistirla mientras su hijo estaba tirado en la calle. “Yo fui la única que le estuvo sosteniendo el cuello a Bastián para que no se desangrara”, dijo, con crudeza.
Antes de finalizar su declaración, Johana describió a su hijo como “un nene feliz que lo único que él quería era jugar a la pelota”.
“Iba al colegio, nunca tuve problemas con él. Era un muy buen alumno y compañero”, sostuvo.
Cuando se retiró de la sala, parte del jurado, en su mayoría mujeres, no escondió su llanto por el duro relato de una madre al que se le murió su hijo más chico en sus brazos.
Otros testigos de la jornada
Cuatro testigos declararon en la tercera y última jornada en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Avellaneda. Tres de ellos fueron peritos (dos aportados por la defensa), que realizaron pericias a las vainas y casquillos hallados en la escena del hecho.
La cuarta testigo era una funcionaria de la Auditoria General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense, quien aseguró que García Tonzo fue exonerado de la fuerza.
“Afectó el código de conducta, se consideró que afectó el derecho de la vida, realizó disparos de manera injustificada e incumplió actos de deberes de funcionario público. Se aconsejó su exoneración, que es la máxima sanción, es decir, su expulsión de la policía”, destacó.
