Hecha la ley, hecha la trampa. Este es un axioma que los capos narco usan cada día para vivir y sobrevivir. Estando libres les sirve para mover kilos y kilos de cocaína; estando presos, lo utilizan para romper el aislamiento que en el último año y medio les impuso el régimen de detenidos de “Alto Riesgo”.
El abogado Iván Carlos Méndez (52) -recibido en el Centro Universitario de la cárcel de Devoto- parece haber entendido esta lógica. Sin dotes especialmente notables para el ejercicio del Derecho, en el último año acumuló 15 clientes pesos pesados. Por nombrar algunos: Mario Segovia, Martín Lanatta, Julio Andrés Rodríguez Granthon, Uriel Luciano Cantero, Jorge Granier Ruiz y César Morán de la Cruz (alias “El Loco César”).
La cuestión es que para los fiscales de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) Matías Scilabra, Matías Mené y Diego Iglesias, el talento de Méndez consistía en una sola cosa: su disponibilidad para hacer de correo, llevar y traer mensajes y aprovechar la privacidad de la relación abogado/cliente para triangular llamadas con familiares y subalternos de los detenidos.
Todo fue meticulosamente acreditado por el propio Servicio Penitenciario Federal (SPF) que registro cada una de las llamativas visitas del “abogado”. De vigilarlo las 24 horas y seguirlo en sus viajes a las cárceles se encargó la gente de Drogas de la Policía Federal.
Por esto los fiscales pidieron su detención y por esto Méndez fue detenido este miércoles a la tardecita. Esperaron a que cumpliera una cita que tenía concertada con el “Loco Cesar” en el Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza y lo agarraron cuando salía. Llevaba encima mensajes del capo de la Villa 31 para otros presos.
“Todo arrancó con tareas de inteligencia del Servicio Penitenciario Federal. Del análisis de la información interna sabíamos que había una persona que hacia de correo entre distintas organizaciones criminales. Se encontró primero una nota y a partir de ahí se comenzó la investigación judicial”, le dijo a Clarín Julián Curi, subsecretario de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Según determinó la investigación, Méndez vivía en un departamento en plena villa 31 que le había dado “El Loco César” -sangriento líder del lugar- y se manejaba en un Ford Mondeo que le proveyó Rodríguez Granthon para que no siguiera yendo a verlo en colectivo.
El operativo, ordenado por la Justicia Federal, incluyó también las requisas a sus clientes en sus celdas de Ezeiza y Marcos Paz. Todos viven bajo el Sistema Integral de Gestión para Personas Privada de Libertad de Alto Riesgo, creado por el decreto 35/2024 del Ministerio de Seguridad de la Nación. Pasan 20 horas en sus celdas, sus llamadas son limitadísimas, muy controladas y sólo a números registrados

“Los nombres de los sujetos que Iván Carlos Méndez ha visitado no pueden analizarse en abstracto. Se trata de personajes de suma relevancia en lo que hace a organizaciones narcocriminales, en general vinculados al mundo rosarino”, explica el dictamen fiscal por el que se pidió la detención del abogado.
Y agrega: “No pueden entenderse de manera aislada e inocente, sino que se trata, en general, de personajes del ecosistema rosarino con antecedentes de una enorme potencialidad lesiva”.

“Mario Roberto Segovia como importador de armamentos de gran porte; en connivencia con Martín Lanatta, uno de los autores del Triple Crimen de General Rodríguez; Julio Rodríguez Granthon y Cristian Nicolás Avalle, como dos de los grandes actores del narcotráfico rosarino; y César Morán de la Cruz, uno de los principales líderes que ha sabido ejercer su hegemonía territorial en el barrio Padre Carlos Mugica, ubicado en la zona porteña de Retiro”, indica.
“Con todos ellos Méndez habla prácticamente a diario y les facilita un servicio rentado que permite eludir las restricciones que les ha impuesto el Servicio Penitenciario Federal. Incluso de las escuchas se entiende que se ha demostrado a disposición para materializar medidas de mayor envergadura”, detallan los fiscales y remiten a un episodio de junio de 2024: Méndez le pasó a Segovia tres hojas de papel y “El Rey de la Efedrina” terminó con una sanción.

El punto que resaltan los fiscales es que, si bien Méndez logra acceso a los capos haciéndose nombrar como abogado defensor, su labor como tal en los expedientes contra sus clientes es escasa sino directamente nula. Su verdadera función -sostienen- es la de mandadero.
El primer gran paso en falso
El 29 de enero de 2025, René Ungaro -detenido en el Complejo Penitenciario II de Marcos Paz- se entrevistó con su madre. El capo narco rosarino -que purga una condena a 20 años de prisión- terminó con una sanción luego de que se descubriera que le había dado a la mujer anotaciones para sus subordinados. En ellas sostenía que su poder seguía intacto. También había anotado un número de teléfono celular. El número era el de Méndez.

A partir de entonces se comenzó a analizar el papel de este abogado y sus visitas a los penales y la Dirección de Análisis Criminal del Ministerio Publico Fiscal descubrió que iba a ver constantemente a seis grandes capos y tenía contacto fluido con nueve más.
Entre los más visitados está Uriel Luciano Cantero -hijo del mítico “Pájaro” Cantero-, procesado y elevado a juicio junto con su tío Ariel “Guille” Cantero, por traficar drogas entre noviembre de 2022 y marzo de 2024. Además, Uriel tiene una condena por intimidación pública agravada por la utilización de arma de fuego y tenencia ilegal de armas de guerra porque se exhibió disparando una ametralladora .

“Ante la restricción de las llamadas que estos tienen, se comunican con el doctor Iván Méndez, incluido en el listado de personas habilitadas por ser su abogado defensor, y el letrado retransmite las comunicaciones a familiares y allegados de interés para los internos”, dice el dictamen fiscal, que señala que su cliente número uno es el peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, uno de los mayores proveedores de cocaína de Rosario.
“De esta manera, los líderes logran vulnerar los reglamentos penitenciarios y las restricciones que se les imponen: en apariencia hablan con su abogado, pero en efecto están comunicándose con sus familiares, comunicaciones prohibidas por la administración penitenciaria, debido al riesgo que ellas implican por el régimen en el que se encuentran” , añade.
Para que se entienda, cuando los “clientes” de Méndez mandan mensajes, no son saludos de cumpleaños. Cuando mandan mensajes, muere gente o 40 kilos de cocaína más entran por la frontera.
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Documental: ¿Por qué sangra Rosario?