Nueve meses y 52 audiencias después condenaron a Gimena Julieta Córdoba (23) y a su pareja, Andrés Bustamante (73), por el crimen de Zoe Natasha Rodríguez, la hija de 4 años de la mujer. El cuerpo calcinado de la nena fue hallado junto a una moto en su casa de La Rioja.

“Alivio nos trajo, eso fue. No tener que viajar más a (la ciudad de) La Rioja, levantarse con ese dolor, ir a escuchar todo lo que le hicieron, salir a tomar una gaseosa o un jugo y volver triste de nuevo, ver a mi familia triste. Eso terminó y me llenó con más fuerza para la lucha que tengo por delante contra los funcionarios que fueron responsables de este dolor”, le dice a Clarín Oscar Rodríguez, el abuelo de Zoe, quien la crió durante casi toda su vida.

Córdoba tuvo a su hija junto a Kevin Rodríguez (24), uno de los hijos de Oscar. Primero residieron en su casa de Chilecito y después ella se fue.

La familia Rodríguez advirtió a la justicia de las adicciones de la mujer, que vivía en una situación de extrema vulnerabilidad. Pero como la niña había sido anotada con el apellido de ella y no de su padre, las autoridades decidieron restituirla a la madre sin atender esas denuncias.

El padre y el abuelo de la niña asesinada en La Rioja. Foto: Lucía Merle.

Según Oscar, asistentes sociales, personal de la fiscalía y de la Municipalidad de Chilecito intervinieron en la revinculación de la niña con su mamá, alejándola de la familia paterna y sin resolver la situación de riesgo en la que se encontraba la victima.

Ese impedimento legal, los trámites burocráticos y la falta de atención terminaron con el crimen de la nena, que fue asesinada tras una brutal golpiza y su cuerpo quemado para simular un accidente.

Un largo y angustioso proceso

El 26 de julio del año pasado comenzó el juicio en la ciudad de La Rioja, a 250 kilómetros del domicilio de la familia Rodríguez. Hubo más de 50 audiencias y declararon casi todos los parientes. “Lo más difícil fue verle la cara al falso pastor, que la policía se riera de nosotros o que nos arriaran como ganado para salir, mientras la familia de él estaba en la puerta. La Policía nos trató muy mal durante todo ese tiempo”, señaló el abuelo de Zoe.

Para viajar y poder presenciar las audiencias, la familia Rodríguez necesitaba alrededor de 250 mil pesos por mes y, como el debate se extendió 9 meses, transitaron el proceso como mucha angustia.

Los jueces Karina Cabral, Edith Agüero y Gustavo Farías resolvieron condenar a Córdoba y Bustamante a la pena máximo al hallarlos culpables de homicidio agravado alevosía y criminis causa, en contexto de violencia contra la mujer y maltrato infantil. También dispusieron que ambos sean sometidos a tratamientos psicológicos y psiquiátricos permanentes.

“Teníamos que estar sí o sí. Hemos faltado a solo dos audiencias, casi un año estuvieron con el juicio. Nos hemos movido mucho, hemos movido cielo y tierra, hicimos marchas en Chilecito, en la Capital (de La Rioja), muchas cosas para que haya justicia. Mi esposa y yo tenemos nueve hijos, y todos quisieron estar. Fue muy duro viajar, pero tuvimos ayuda de muchas personas”, recordó Oscar, quien apuntó contra los empleados que estuvieron involucrados en la revinculación de la niña con su madre.

“Nosotros teníamos siete denuncias, les hacíamos ver a estos funcionarios lo que pasaba con Zoe. La última fue por miedo de que le pase algo y nunca nos escucharon. La verdad que hicieron un mal trabajo y ahora desaparecieron, se esconden como ratones”, cuestionó el hombre, que se enteró que habían asesinado a su nieta mientras festejaba el cumpleaños de otro de sus nietos.

Oscar había escuchado la noticia de una nena asesinada en La Rioja y recuerda haber pensado: “Pobre criatura, pobre su familia”. Horas después supo que se trataba de su nieta.

Adicciones, marginalidad y violencia

El abuelo de la víctima contó que el único ingreso registrado de la madre de Zoe era una asignación universal: “No tenía cómo mantenerla. Ejercía la prostitución en el mismo hogar donde vivía la nena. Y era adicta a las drogas. Le robaba la medicación a su madre.”

Por su parte, Bustamante pagaba el alquiler de la casa en la que Gimena vivía con Zoe y en la que la niña fue asesinada. “En sus ropas tenía marcas de sangre y de hollín”, detalló Oscar y añadió que el falso pastor “salía con Gimena y con su hermana”.

Cuando Zoe cumplió 19 meses, volvió a lo de sus abuelos. Se quedó con ellos hasta los tres años. Y partir de ahí, otra vez lo mismo. Su mamá reapareció, la reclamó y se la llevó. Con la diferencia de que ahora vivía en la ciudad de La Rioja.

En septiembre de 2021, dos meses antes de su asesinato, Oscar viajó a la capital riojana junto a una de sus hijas. Debían ir al hospital. Le escribieron un mensaje de WhatsApp a una tía de Zoe y pudieron verla por un rato. Como esa noche durmieron en la ciudad, al día siguiente volvieron a pedir por ella. El encuentro fue en la plaza.

Los dos volvieron contentos a Chilecito: Zoe y su tía les habían dicho que apenas terminara el año lectivo del jardín, la niña viajaría a lo de sus abuelos para quedarse todo el mes y pasar juntos las fiestas. Pero sería la última vez que la verían con vida.

El caso de Lucio Dupuy

Lucio Dupuy tenía 5 años y fue asesinado 12 días después que Zoe en Santa Rosa, La Pampa, luego de una brutal golpiza de su madre, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de esta, Abigail Páez.

A Lucio lo llevaron muerto al hospital con golpes, fracturas antiguas y recientes, quemaduras y signos de abuso sexual. La autopsia confirmó que había sufrido un calvario físico y psicológico.

Mural en homenaje a Lucio Dupuy, el niño asesinado por su madre y la pareja de la mujer en La Pampa.Mural en homenaje a Lucio Dupuy, el niño asesinado por su madre y la pareja de la mujer en La Pampa.

En 2023, al cabo de un juicio oral, las dos mujeres fueron condenadas a prisión perpetua por homicidio agravado por el vínculo, la alevosía y ensañamiento.

En este caso, la justicia le había otorgado la tenencia del niño a su madre con el argumento de que no había constancias ni denuncias por violencia. El proceso se tramitó ante el Juzgado de Familia, Niña, Niños y Adolescentes 1 de la Segunda Circunscripción Judicial de La Pampa, a cargo de Ana Clara Pérez Ballester, quien fue sometida a un jury por su desempeño y finalmente resultó absuelta.



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