Pare, mire, escuche: ¡Cuidado con el tren! Leamos el cartel, paremos el motor, saquemos el pie del acelerador; nos pongamos a un costado, con la idea de dar antes que pedir; cerremos los ojos y el pensamiento, abramos las manos y el corazón, con la ayuda de Dios, recordemos cómo nos compartamos y actuamos en cada situación que nos tocó vivir. Antes de: discutir, respirar; de callar, desahogarse; de rendirse, intentar ; de herir, sentir; de atacar, cubrirse; de hablar, escuchar ; de criticar, examinarse; de pensar, despertarse; de abandonar, llegar ; de llorar, reflexionar; de celebrar, asegurarse; de ofender, analizarse; de escribir, pensar; y por último, de morir… pero antes vivir. Respiremos profundo, miremos a nuestro alrededor; les demos valor a los seres queridos cercanos que aún los tenemos con vida, y en el momento de los brindis de fin de año, antes del primer trago, repasemos en qué fallamos últimamente, pidamos las correspondientes disculpas con el firme propósito de pensar antes de hacer.
