Cualquiera puede ser víctima hoy de la violencia en una cancha del fútbol: los árbitros, los futbolistas, algún dirigente, allegados, la prensa, los simpatizantes que sólo asisten por la pasión por una camiseta. En la mayoría de los casos, como sucede en Tucumán, no alcanza con las medidas preventivas que la dirigencia puedan tomar, como tampoco la presencia de la policía.
