El Equipo Fiscal Especial y las dos querellas pidieron este jueves que sean condenados los siete imputados por el crimen de Cecilia Strzyzowski (28). En sus alegatos finales ante el Jurado Popular, los acusadores solicitaron que César Sena y sus padres, Emerenciano y Marcela Acuña, reciban la pena de prisión perpetua, y que sus colaboradores sean declarados culpables como encubridores del femicidio.

El fiscal Juan Martín Bogado sostuvo que durante el juicio se logró armar un rompecabezas del antes, durante y después del asesinato y se refirió a la víctima, de quien dijo “creía que iba a ser feliz con César, que pensaba en el futuro con él, pero se cruzó con personas equivocadas. Marcela Acuña y Emerenciano Sena no la querían”.

Para Bogado, el casamiento de ambos, en septiembre de 2022, fue el punto de partida de lo que vendría después. “Apenas 24 horas después se divorciaron porque Marcela se lo impuso a César”, sostuvo y repasó los mensajes en los que Cecilia dejaba en claro sus diferencias con los padres de su pareja; y el odio que sentía su suegra hacia ella.

El fiscal sostuvo que “siempre era Acuña la que aparecía en la vida de César y Cecilia”, y que la decisión de apoyar a la joven en su decisión de instalar el café Gato Negro en Resistencia tenía como fin “lavar plata” del movimiento social que encabezaban Emerenciano y su mujer. Pero Cecilia “se opuso y le salió caro eso”.

Luego describió cómo la tensión fue creciendo dentro de la pareja, con situaciones de agresiones verbales y un ataque físico que ocurrió un mes antes del femicidio, dentro de la camioneta de César, quien en medio de una discusión tomó del cuello a la joven.

“A partir de ahí sigue el calvario y se gesta el viaje al sur, que era una coartada porque nunca existió”, afirmó el fiscal. “Mi suegra me hizo una propuesta de ir al sur con el enano (por César), con propuesta laboral y de estudio”, le contó Cecilia a su mamá. Y Gloria le dijo que era lo mejor para salir del entorno y una provincia empobrecida, sin imaginar que era un plan para ocultar su muerte.

“Ella estaba segura que viajaba” dijo Bogado, quien recordó que la joven preparó su valija e hizo un montón de búsquedas sobre chocolaterías en Buenos Aires, donde iban a hacer escala.

Emerenciano Sena, al declarar en el juicio. Foto: Captura.

El fiscal sostuvo que el 1 de junio de 2023 “Cecilia salió de la casa de su abuela junto a César Sena, quien la buscó con la excusa de un viaje a Ushuaia”. Y que la joven le pidió a su abuela que rezara porque temía que el avión se cayera.

Bogado contó que la pareja pasó la noche en un motel y el viernes 2 “ingresaron pasadas las 9 de la mañana” a la casa de los Sena y “en una de esas habitaciones (César) la mató”, pese a que Cecilia buscó defenderse y alcanzó a rasguñarle el cuello y un brazo.

Para el fiscal, el segundo paso del plan del clan Sena consistió en “borrar cualquier rastro del delito”. Para eso apeló a los mensajes de Emerenciano, quien le avisaba a Gustavo Obregón, su mano derecha, sobre un dinero que le dejaba y un pedido para que se ocupara de César.

Por su parte, Acuña hizo lo propio con Fabiana González, una persona de su máxima confianza. Bogado dijo que “esos mensajes no fueron casuales, todos tenían un rol asignado en el plan”.

El acusador le asignó una enorme relevancia al testimonio de Rosana Ferreira, quien planchaba la ropa para los Sena. La mujer dijo que vio “rara, distinta” a Acuña el día del crimen. Y el llamado que recibió Obregón de González, quien le consultó sobre lo sucedido y éste le respondió “lo mismo de siempre”. Para Bogado “así justificaban la desaparición de personas: inventaban viajes y las hacían desaparecer en la chanchería”.

Además de repasar los videos donde se ve la salida de la camioneta de la casa de los Sena con bultos en la carrocería, el fiscal recordó que Acuña le pidió a Fabiana que “carguen la basura donde sea. La basura era Cecilia”, disparó.

También dijo que el cadáver fue llevado a Campo Rossi, donde “lo quemaron, controlando el fuego durante horas para mantener la temperatura necesaria para calcinar el cuerpo”. Sostuvo que ese viaje está probado por el impacto de los teléfonos de Cecilia, César y Obregón en las diferentes antenas existentes a lo largo del camino. Y que antes de retornar a Resistencia, Obregón llamó a Gustavo Melgarejo, el encargado del campo, para que se haga cargo del fuego.

El fiscal acusó de Marcela Acuña de partícipe necesaria del crimen, al igual que Emerenciano. Foto Pablo Capraruolo.
El fiscal acusó de Marcela Acuña de partícipe necesaria del crimen, al igual que Emerenciano. Foto Pablo Capraruolo.

El fiscal no dejó pasar por alto un detalle. En el celular del cuidador del campo de los Sena había una foto y un video del asado que compartió esa noche con un vecino, pero no se hallaron registros de llamadas y mensajes. “Se borró todo”, afirmó.

Para graficar la frialdad con la que se manejaron los Sena, Bogado dijo que esa noche “se fueron a comer un guiso, como si nada hubiera pasado”. Y que dos días después César bajó de la camioneta la valija de Cecilia y la ocultó en la casa.

Bogado relató que “el 6 de junio fue un día de mucha actividad de los acusados: compraron un teléfono nuevo para César, sacaron la cama y el colchón que tenía manchas de sangre de Cecilia y César hizo búsquedas en internet que son una confesión” del crimen.

Agregó que ese mismo día Obregón y César Sena volvieron al campo con bolsas y arrojaron las cenizas y unos pocos huesos de Cecilia al río Tragadero. Y quemaron la valija de Cecilia con los celulares y sus elementos personales.

Cecilia dejó su rastro en todos los lugares donde intentaron borrarla: en la casa, en el campo, en el río, en el descampado”, insistió Bogado en otro tramo de su exposición. Y acotó que “no hay dudas de que la mataron, la quemaron y luego intentaron borrar cada huella, pero no pudieron borrar la verdad”.

El fiscal indicó que “si Fabiana y Gustavo estaban en la casa ese dia, era por indicación de Marcela y Emerenciano” y que parte del plan del matrimonio consistió en mantener sus rutinas como si nada hubiera sucedido.

Al final, pidió la condena de César Sena como autor del delito de homicidio agravado por el vínculo y por femicidio. Y de Acuña y Emerenciano como partícipes necesarios del asesinato. Para los colaboradores del clan solicitó un veredicto de culpabilidad por encubrimiento agravado.

También pidieron condena para los cuatro acusados de encubrimiento agravado. Foto Pablo Capraruolo.También pidieron condena para los cuatro acusados de encubrimiento agravado. Foto Pablo Capraruolo.

Por su parte, Gustavo Briend, representante de la familia de Cecilia, recordó el lema con el que iniciaron e juicio: “La verdad no se quema” y que en todas las audiencias se habló del fuego.

“No es posible que un grupo de personas, usando el fuego, borre los restos de otra persona. Y hablamos de Cecilia Strzyzowski”, sostuvo en el inicio. Sobre la relación entre la víctima y el principal acusado, dijo que “sólo una parte estaba enamorada, la otra estaba obsesionada”, refiriéndose al hijo de los piqueteros.

“Cecilia no quería ser piquetera, no quería usar la remera del Che Guevara y quería salir de este mundo en el que estaban inmersos”, explicó. Y dejó en claro que “César no actuó solo, actuó bajo el mandato de los padres que siempre estuvieron detrás del famoso plan y viaje de Ushuaia”.

Para Briend “Marcela no hacía nada sin la venia de Emerenciano” y dijo que la evidencia “es contundente”. Sostuvo que el clan Sena “buscó impunidad, pero Cecilia habló en este proceso y nos pidió justicia”.

“Cecilia no está acá para defenderse, pero su cuerpo habló. Habló en la casa de la calle Santa María de Oro, habló sobre todo en el Campo Rossi, en el Barrio Emerenciano y en el fondo del patio” donde se encontró su billetera quemada. Y concluyó con el pedido de condena para los siete acusados, bajo la misma calificación que utilizó el fiscal.

El tercer alegato de la jornada fue el de Juan Díaz, querellante por el Estado provincial. En el inicio de su exposición final sostuvo que “Cecilia está hoy gritando, aún muerta, que este hecho se cometió por una organización delictiva“.

Indicó que “hubo un plan organizado previo por parte de Marcela y Emerenciano y ejecutado por César Sena”. Y que el matrimonio eligió el lugar del crimen porque con eso se garantizaban la impunidad. “Podían comunicarse con la mano de obra”, dijo en referencia a González y Obregón.

Luego expuso que “Fabiana fue la encargada de limpiar la habitación” donde se consumó el crimen “y se encargó de donar la cama y el colchón” que tenían manchas de sangre de Cecilia.

El abogado explicó que en la noche del 2 de junio, en Campo Rossi, fueron César y Obregón los que iniciaron el fuego para hacer desaparecer el cuerpo “y Reinoso y Melgarejo debían mantenerlo” activo para reducir a cenizas el cadáver. “Alguien tiene que haber avivado ese fuego y así terminar de quemar por completo a Cecilia…este hecho no puede quedar impune”, pidió.

Para Díaz, “la familia Sena actuaba con total impunidad. Cecilia no murió por azar: murió por violencia de género extrema en manos de una organización criminal”.

Sobre el final, dijo que “hoy Cecilia, aun asesinada, espera Justicia, y la tienen que dar ustedes. Hoy Cecilia está gritando, aún asesinada”, afirmó. Y pidió la condena de todos.

Enviado especial. Resistencia.



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