Soledad Paniagua (36) pidió un vaso con agua. La cara colorada, la mirada baja. Escuchó atenta el repaso de la fiscal Laura Capra y de los abogados del particular damnificado. Dijo “estar decepcionada” y tener miedo por sus hijos.

En la última jornada del juicio por el crimen de Roberto Wolfenson (71) la fiscalía pidió en su alegato de este viernes la pena de prisión perpetua para Paniagua, la empleada doméstica que confesó haber matado al ingeniero en su casa del lote 397 del country La Delfina de Pilar, el 22 de febrero de 2024.

Paniagua ni siquiera negó con la cabeza como hizo en otras oportunidades. Escuchó atenta, con la frente hacia piso y las manos entrecruzadas. La mujer, que llevaba puesto un buzo rosa, pronunció sus últimas palabras antes del veredicto -que se conocerá el 20 de noviembre próximo- y dijo estar “decepcionada por el video y los audios” que se difundieron sobre la anterior audiencia del debate en la que ella reconoció su culpabilidad.

“Me duele por mi familia, por mis hijos”, aseguró y manifestó su preocupación por la situación dentro del penal.

Es que el miércoles, en la segunda jornada del juicio, Paniagua reconoció haber asesinado a Wolfenson, pero negó haber querido robar, con la clara intención de eludir el agravante del criminis causa que conlleva la pena de perpetua.

La imputada también apuntó contra Graciela Orlandi (72), la viuda de Wolfenson, a quien acusó de ordenarle que tomara el teléfono de su marido para que ella “pudiera ver en qué anda”. Y, confesó, haber sido descubierta por el ingeniero electrónico mientras intentaba esconder el celular dentro de su ropa.

Paniagua dos días después del crimen en el cumpleaños de su hijo con lesiones un codo.

Esa confesión se filtró en medios de comunicación que publicaron la grabación, lo que generó acusaciones cruzadas en una audiencia que empezó con un clima tenso. Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de San Isidro, presidido por Esteban Andrejin, junto a Victoria Santamaría Guglielmetti y Osvaldo Rossi, hicieron expresa la decisión de prohibir grabaciones de video o audio dentro de la sala de audiencias.

Incluso. Paniagua solicitó no ser fotografiada dentro de la sala antes de que inicien los alegatos.

“Mi defendida me envió un correo electrónico en el que dijo que ya no confiaba en su defensa debido a la filtración”, dijo María Dolores Gómez, defensora oficial de la acusada.

Paniagua tiene dos hijos, uno de 17 años y el otro de 2. De acuerdo a lo expresado por Gómez, el mayor “se desmayó y no pudo ir a la escuela” y su marido “también se vio afectado por la transmisión”. La defensora pidió entonces la nulidad del debate producto de esta publicación, pero el tribunal rechazó el pedido y los convocó a una reunión en sus oficinas para “evaluar medidas a seguir”.

Graciela Orlandi (729, la viuda del ingeniero en los Tribunales de San Isidro. Foto: Luciano Thieberger.Graciela Orlandi (729, la viuda del ingeniero en los Tribunales de San Isidro. Foto: Luciano Thieberger.

El debate empezó el lunes, se realizaron tres audiencias este viernes culminaron con los alegatos, tras lo cual, el tribunal dispuso que el veredicto se de a conocer el 20 de este mes.

Al juicio no lo presenciaron ni familiares de Paniagua ni amigos de la víctima, a excepción de sus hijos y de Orlandi, quienes fueron parte del proceso. Este viernes, por primera vez, asistieron los dos hijos de la viuda -producto de una pareja anterior- para acompañar a su madre.

Homicidio agravado o en ocasión de robo

La fiscal Capra imputó a Paniagua de “robo calificado y homicidio criminis causa”, es decir, matar para ocultar otro delito, en este caso la sustracción del celular de la víctima. “Nadie puede discutir aquí que se trató de una muerte violenta: había un cuerpo tirado en el piso, con diversas heridas defensivas y un charco de sangre”, describió en su alegato y recordó la investigación paralela que se inició contra el perito policial Marcelo Rodrigué quien que insistió en que el ingeniero falleció por muerte natural.

Gracias a la insistencia de sus compañeros y a la decisión del fiscal Andrés Quintana -quien estuvo a cargo de la segunda investigación por el crimen de María Marta García Belsunce-, realizaron la autopsia y al día siguiente determinaron que Wolfenson había sido asesinado producto de una asfixia con lazo.

A su turno, Tomás Farini Duggan, abogado de Esteban y Laura Wolfenson, los hijos de la víctima, coincidió con el pedido de la fiscal y solicitó que se agregue el agravante de alevosía por la mecánica de la muerte.

En tanto, Alejandro Broitman, el abogado de la viuda, coincidió con las partes acusadoras y desmintió la versión de que su representada le había ordenado el robo del celular.

A su vez, Broitman fue sancionado por el tribunal a raíz de las filtración de los videos y audios de la confesión de Paniagua.

Wolfenson murió producto de una asfixia con lazo. Foto: FacebookWolfenson murió producto de una asfixia con lazo. Foto: Facebook

Por su parte, la defensa aseguró que “Paniagua tuvo dolo de robar, más no de matar” y que fue descubierta por Wolfenson que “la atacó” y producto de ese forcejeo ocurrió el homicidio.

Por eso solicitó que sea hallada de “homicidio en ocasión de robo”, un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años.

El caso

El 23 de febrero de 2024, Wolfenson fue encontrado muerto en una de las habitaciones de su casa del barrio cerrado country La Delfina, en Pilar.

El perito Rodrigué y el conductor de la ambulancia de la empresa Vital -que luego se descubrió que no era médico y que usaba la matricula de su hermano para trabajar- indicaron que se trataba de una muerte producto de un infarto o un ACV.

La autopsia posterior determinó que había fallecido por asfixia provocada con un lazo —un cable, una tanza o un hilo fino— pero estableció una data de muerte dentro de las 24 horas, lo que dejaba fuera de la escena del crimen a Paniagua, quien llevaba 20 días trabajando en esa casa y que quedó registrada retirándose del barrio a las 13.53 del jueves 22 de febrero.

El country La Delfina de Pilar, donde ocurrió el crimen de Wolfenson.El country La Delfina de Pilar, donde ocurrió el crimen de Wolfenson.

En la casa no había señales de violencia ni de ingreso forzado, por lo que sospecharon de alguien cercano a la familia. No había desorden y se detectaron faltantes. Además, la viuda había ingresado al Whatsapp de la víctima y realizado transferencias bancarias desde la cuenta de él sin informar al fiscal Gastón Camafreita -a cargo de la causa- ni a la Policía.

El rastreo de cámaras de seguridad y antenas de telefonía celular derivaron en un allanamiento en la casa de Paniagua, que el 23 de marzo fue detenida. Tenía un parlante y unos auriculares propiedad de Wolfenson, y la ubicaron manipulando el teléfono del fallecido en la estación de Derqui, luego del crimen. Además tenía lesiones compatibles con la pelea en fotos del cumpleaños de su hijo, realizado un día después del crimen.

Luego de la detención, el ADN hallado debajo de las uñas de Wolfenson terminó de confirmar la acusación: había material genético de Paniagua y dos pelos compatibles en la escena del crimen.



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