A mitad de la segunda audiencia por el juicio por el caso Cecilia Strzyzowski, un abogado que participa de la defensa de Emerenciano Sena fue detenido por violar las normas del tribunal implementadas para cuidar el anonimato de los jurados.
Se trata del abogado Nicolás Boniardi Cabra, que forma parte del equipo que defiende al líder piquetero.
Boniardi Cabra se encontraba dentro de la sala como colaborador de la defensa, a cargo de su colega Ricardo Osuna. A mitad de la audiencia, cuando se realizaban las preguntas para definir al jurado, la jueza ordenó que la Policía lo detenga.
Es que según reconstruyen testigos que estaban dentro de la sala, Boniardi Cabra estaba manipulando su teléfono celular. Según afirman fuentes judiciales, fue un miembro del Servicio de Seguridad del Poder Judicial quien lo habría visto grabando un paneo. Por ese motivo ordenó que lo detengan por posible desobediencia judicial.
Si bien los miembros del equipo están habilitados para entrar con sus celulares a la audiencia, uno de los requisitos es no tomar imágenes ni grabar audio de los jurados, de quienes se busca preservar el anonimato.
Los oficiales se llevaron detenido al abogado y lo trasladaron rumbo a la Comisaría 4ta de Resistencia, donde quedará detenido al menos hasta mañana. Le secuestraron el celular y lo sellaron en sobre de alumino para peritarlo el jueves. Buscan confirmar si efectivamente había llegado a grabar material de la audiencia, lo que derivaría en una causa nueva. La investigación quedó a cargo de la fiscal Ana Graciela González de Pache.
Esta interrupción, por el momento, no generaría problemas en el avance del juicio por el femicidio.
Boniardi Cabra estaba trabajando con Osuna desde el comienzo del caso, en junio de 2023. En aquel momento trabajaba también como asesor en el Ministerio de Seguridad de Chaco, que lo desvinculó de manera inmediata cuando se enteraron por los medios que se había sumado a la defensa de los Sena.
En el hall de entrada del Centro de convenciones Gala, el clima parecía más tranquilo al comienzo de la segunda jornada del juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, que tendrá en el banquillo de los acusados al clan Sena: César -esposo de la víctima y principal imputado-, sus papás Emerenciano y Marcela Acuña, más cuatro colaboradores. Pero se trata de una falsa impresión.
El ida y vuelta, la rosca entre abogados trajeados (entre ellos muchos Sub 30 haciendo primeras prácticas) que en la primera audiencia ocurría entre mesas de café, ahora se mudó a la sala principal. Y es a puertas cerradas.
Este miércoles comenzó la segunda jornada del juicio, donde se reanudó el proceso de selección de jurados que quedó trunco en la audiencia del martes por falta de tiempo.
Hasta el cuarto intermedio dictado por la jueza Dolly Fernández, unos 166 ciudadanos de Resistencia habían pasado por los filtros para tratar de conseguir a los veinte jurados populares (doce titulares y ocho suplentes) que deberán escuchar a las partes para dar un veredicto a mediados del próximo mes.
La jornada del martes había sido un desborde. Se implementó un sistema inédito de filtro en base a preguntas preformuladas por las partes, que buscaba permitir un perfilado de los candidatos.
Luego se implementó un filtro básico, como no tener vínculos previos con las partes o tener buena salud. De esos 123 que aprobaron, hoy regresaron 119 para continuar el proceso. A media mañana quedaban algo más de 80.
Durante toda la mañana, esos candidatos estuvieron en el salón central, a puertas cerradas. En la gran sala presidía la jueza técnica Dolly Fernández, los miembros del Equipo Fiscal Especial, los abogados y también los siete imputados.
Fue un casting, similar a Gran Hermano o Popstars. Los candidatos tenían un número en el pecho e iban respondiendo preguntas que se hacían al auditorio y sirvieron como filtro para poder descartar a los candidatos que tenían prejuicios sobre el caso, tendencias sobre determinados temas o posiciones tomadas. El objetivo era tener un jurado lo más representativo.
Las preguntas eran generales, cerradas, por sí o por no a mano levantada. Luego de ese filtro, las partes podían pedir que se expulse (recuse) alguno de los candidatos por las respuestas que dio, alegando por qué consideraban que iba a ser imparcial. Si la jueza daba el OK, el candidato quedaba descartado.
Pero las partes contaban además con una suerte de cartas “comodín”, un total de 14 recusaciones sin fundamento que debían dosificar para sacar candidatos que no pudieran justificar.
Según afirman fuentes judiciales consultadas por Clarín, se espera que el jurado quede conformado para el final de la jornada.
