Jimena Beatriz Salas tenía 44 años cuando la asesinaron de 50 puñaladas en Vaqueros, en su casa a las afueras de la ciudad de Salta. Ocurrió en enero de 2017. Ocho años más tarde, el caso sigue impune. Después de la absolución de dos personas, este martes debía comenzar un nuevo juicio. Pero el principal acusado apareció muerto en la alcaidía donde estaba detenido.

Javier Saavedra apareció sin vida en un baño de la Alcaidía General. Lo encontró el lunes otro de los internos de esa instalación policial. Lo trasladaron al Hospital del Milagro, pero llegó muerto.

Javier Saavedra era uno de los tres hermanos que fueron detenidos en septiembre de 2022, en una segunda instancia de la investigación por el femicidio.

Este martes debían comparecer en los tribunales Javier, Adrián y Carlos Saavedra. Están señalados como coautores “del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa por el concurso premeditado de dos o más personas y femicidio en perjuicio de Jimena Beatriz Salas”.

La primera audiencia de debate estaba programada para las 16, pero se postergó para el miércoles 24 de septiembre, informó el Ministerio Público Fiscal de Salta.

El tribunal está compuesto por los jueces José Luis Riera, Mónica Faber y Maximiliano Troyano. Se espera que el debate se extienda hasta fines de octubre.

Pedro Arancibia, abogado de la familia de Salas, aseguró que las pruebas eran “contundentes”. En diálogo con el diario El Tribuno, dijo que “una pericia lo describía como psicópata, narcisista, egocéntrico y manipulador”.

El cuerpo de Jimena Beatriz Salas fue hallado por su esposo, Federico Nicolás Cajal Gauffin, en el piso de la cocina comedor de su casa, cubierto con un charco de sangre. Salas había sufrido 57 puñaladas. La investigación apuntó en el inicio a un robo.

Además del cadáver de la mujer, en la vivienda estaban sus hijas mellizas, entonces de 3 años. Las habían encerrado en el baño.

Según la autopsia, la mujer presentaba signos de defensa y que había sido apuñalada con dos cuchillos.

En el requerimiento de elevación a juicio, los fiscales consideraron que la conducta desplegada por Cajal derivó en “una manifiesta obstrucción de la justicia, perpetrada en orden a evitar dar cuenta acerca del origen o naturaleza de bienes espurios que estaban en su poder y que fueron sustraídos por los autores del homicidio, en ocasión de ejecutar el hecho principal”.

Aunque aún no se sabía quiénes habían sido los autores materiales del crimen, apuntaron a Vargas por brindar activa colaboración. La acusación era por “encubrimiento agravado” del delito de “homicidio cuádruplemente calificado por ser cometido con ensañamiento, alevosía, criminis causa y violencia de género”.

Cajal y Sergio Horacio Vargas, imputado como “partícipe secundario”, llegaron a juicio en mayo de 2021. La sala VII del Tribunal de Juicio de Salta absolvió a ambos por el beneficio de la duda.

Los fiscales habían solicitado 5 años y medio de prisión para el viudo, mientras que para Vargas habían pedido la pena de 12 años de prisión como “partícipe secundario del delito de homicidio calificado por ensañamiento, alevosía, criminis causa y femicidio”.

En septiembre de 2022, casi un año y medio después del primer juicio y cinco luego del femicidio, los tres hermanos Saavedra fueron detenidos. Ya en esa primera instancia quedaron acusados provisoriamente del delito de “homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, por el concurso predeterminado de dos o más personas y femicidio”.

Llegaron a ellos tras explorar una nueva línea de investigación, en la que intervino una unidad fiscal creada ad hoc para la investigación del femicidio de Salas.

En el lugar del crimen se encontró material genético de Javier y Carlos Saavedra. Si bien no había rastros genéticos de Adrián, no se descartaba su presencia en la casa al momento del femicidio.

El juicio estaba previsto originalmente para el 1° de septiembre, pero su inicio se fue postergando por los pedidos de la defensa.



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