Hace una década, la fiscal Carolina Carballido Calatayud entró a la casa de fin de semana que Claudia Schaefer (44) y su esposo Fernando Farré (62) alquilaban en el country Martindale de Pilar. El escenario que encontró allí fue devastador: el empresario sentado sobre la cama matrimonial, todo ensangrentado. La mujer asesinada a puñaladas y degollada, tendida en el piso del vestidor.

Esa escena no la olvidó nunca más la fiscal. Hoy, con más de 18 años de trayectoria en la justicia, donde fue una de las instructoras judiciales especializada en violencia de género de Pilar, aseguró que el femicidio de Schaefer “marcó un antes y un después en lo profesional y en lo personal”.

“Durante el juicio soñé con ella que me decía que era su voz”, dijo a Clarín Carballido Calatayud al recordar el décimo aniversario del femicidio que conmocionó a gran parte de la sociedad argentina y que ocurrió el 21 de agosto de 2015, apenas un mes después de la primera movilización por el NiUnaMenos.

Lejos estaba también la Ley Micaela -denominada así por el femicidio de Micaela García cometido en Entre Ríos en 2017-, la cual obliga a funcionarios judiciales a capacitarse para abordar los crímenes de mujeres con perspectiva de género.

El trabajo de Carballido Calatayud junto con su colega Laura Zyseskind fue minucioso. Durante la instrucción de la causa, ambas fiscales trabajaron en la recolección de la prueba, basada principalmente en declaraciones de familiares, amigas y allegados a Schaefer y en las comunicaciones de ella con Farré, de quien se estaba divorciando.

La fiscal Carolina Carballido Calatayud.

“Después de escucharla a Claudia a través de la prueba, de lo que nos contaban sus familiares, sus amigas y compañeros de trabajo, terminé conociéndola, saber cómo criaba a sus hijos, como era como amiga, como hermana o hija”, aseguró la funcionaria.

El recuerdo del juicio

Para Carballido Calatayud, el de Farré fue “el caso” de su carrera. “Me marcó porque Claudia era una mujer de mi edad y sus hijos tenían la misma edad que los míos”, expresó.

“Uno generalmente no tenía una conexión con las causas, pero este caso nos atravesó en todos los sentidos. Fue todo un desafío. Fue una causa muy personal. Tuvimos mucha empatía con la familia”, recordó la fiscal.

La causa fue elevada a juicio. El debate, celebrado en 2017, fue uno de los primeros en la provincia de Buenos Aires en los que un acusado de femicidio enfrentaba a un jurado popular, lo que exigía un trabajo preciso por parte del Ministerio Público.

Las fiscales en una de las audiencias del juicio por jurados a Farré. Foto: Pedro Lázaro.Las fiscales en una de las audiencias del juicio por jurados a Farré. Foto: Pedro Lázaro.

“Hubo hasta que explicar al jurado que era un femicidio. Armamos bloques de información indicando cómo se construye la violencia de género y para mostrar la violencia silenciosa que sufría Claudia. Había que comprobar la violencia económica y psicológica. No era tan previsible que la iba a matar”, detalló.

En una nota brindada a este diario ese mismo año, las fiscales relataron que practicaron sus alegatos de apertura y clausura para el juicio con un actor de teatro y una abogada especialista en oratoria que las prepararon en cada detalle.

“El juicio fue un desafío profesional importante que nos llevó a seguir capacitándonos y luego, ser capacitadores. Fue una bisagra, un quiebre. Sirvió para mostrar que la violencia de género atraviesa todas las clases sociales y que hay que estar atentos en los indicios que no se ven y que terminan en tragedias”, remarcó Carballido Calatayud.

El 6 de junio de 2017 el jurado popular declaró culpable por unanimidad a Farré. El juez Esteban Andrejín, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de San Isidro, que dirigió el debate, impuso la pena de prisión perpetua para el empresario, que cumplirá con la condena en 2050.

“No existió ningún planteo de nulidad durante toda la causa”, dijo con orgullo la fiscal, resaltando el trabajo de parte de la acusación y del abogado de la familia de la víctima, Jorge Sandro.

La amenaza de Farré

En diciembre de 2018, las fiscales de la causa denunciaron a Farré por amenazas luego de que, en una entrevista, el ex saxofonista de Los Fabulosas Cadillacs Ignacio Pardo dijo que el empresario le confesó que quería asesinarlas cuando compartían celda en la Unidad 6 de Dolores.

“Farré es un psicópata de manual. Es un encantador de la gente, por como hablaba o se relacionaba, pero con la mujer era lo peor”, sentenció.

La pericia psicológica que se utilizó como prueba durante el debate determinó que el empresario es “narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides”.

El femicida Farré durante una entrevista desde el penal de José León Suárez donde estaba alojado en 2018. Foto: Néstor García.El femicida Farré durante una entrevista desde el penal de José León Suárez donde estaba alojado en 2018. Foto: Néstor García.

En mayo de este año, el Juzgado de Ejecución Penal N° 3 de San Isidro rechazó el pedido de prisión domiciliaria realizado por Farré, quien está detenido en la Unidad 41 de Campana. El fallo fue confirmado por el Tribunal de Casación bonaerense.

El caso

El femicidio de Schaefer fue cometido el 21 de agosto de 2015 en la casa que la pareja alquilaba en el country Martindale de Pilar, donde habían acordado retirar las pertenencias tras firmar el divorcio.

La mujer había denunciado a Farré en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia. El empresario tenía una exclusión de hogar del domicilio que compartían en el barrio porteño de Recoleta.

Cuando Schaefer fue al vestidor de la casa a retirar su ropa, Farré entró detrás de ella, cerró la puerta con llave y la atacó con dos cuchillos.

El brutal ataque tuvo como testigos a la madre del femicida, una de sus abogadas y el letrado de Schaefer, quienes escucharon u observaron todo lo que sucedía en el vestidor detrás de la puerta que estaba bloqueada o desde una ventana que daba al jardín trasero de la casa.

Por su parte, el empresario fue detenido en la misma escena del crimen antes de que pudiera escapar.

Según la autopsia, además de golpes, la víctima sufrió un total de 74 lesiones, de las cuales 66 fueron heridas de arma blanca, y la causa de la muerte fue un degüello.

Farré junto a la víctima. Farré junto a la víctima.

En el juicio, la defensa había planteado dos posibilidades que fueron desestimadas: que se lo declare inimputable o que se atenúe la pena por “emoción violenta”.

Desde que cumple condena, Farré cambió varias veces de unidad carcelaria -José León Suárez, Dolores, Bahía Blanca y Campana-, porque tuvo algunos problemas con otros presos.



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