Ni la condena a cadena perpetua por asesinar a Yanina Pérez de la Vega provocó el menor remordimiento o arrepentimiento en Ariel Omar Pérez. Acusado por el femicidio de su expareja, Pérez exhíbió impúdicamente su personalidad borderline -así lo diagnosticó un equipo de médicos y psicólogos- frente al tribunal que lo sentenció a perpetua y les gritó a los jueces: “Sí, sí, yo la maté y lo volvería a hacer 50.000 veces”.
El juicio que culminó el viernes en la provincia de San Juan trajo el alivio de justicia por la mujer de 42 años que murió apuñalada en el interior del cementerio de Angaco, donde trabajaba. El autor de las heridas que segaron su vida fue “Guascazo”, como apodan a Pérez, quien tenía antecedentes penales vinculados al menos a un caso de violencia de género.
Pérez de la Vega fue atacada por su expareja la mañana del 15 de febrero de 2024 cuando estaba en su lugar de trabajo y pudo ser auxiliado por sus compañeros, que llegaron a trasladarla hasta un hospital de la zona donde la mujer falleció producto de las heridas recibidas.
El juicio no hizo más que dejar a la luz el carácter agresivo de Pérez, que en todo momento se mostró fastidiado por ser sometido a proceso y cuando tuvo que explicarles a los jueces Flavia Allende, Federico Rodríguez y Gerardo Fernández Caussi por qué había cometido ese crimen explicó que lo hizo porque ella lo “amenazaba con matar a mis hijos”.
Desde el principio Pérez demostró que no quería someterse a la exposición del público y pidió “firmar los papeles e irse” y no comparecer presencialmente en la sala del tribunal, pero los jueces le negaron esa posibilidad.
La audiencia se desarrolló con una relativa tranquilidad hasta que el acusado volvió a ofuscarse, se levantó amenazadoramente de su silla, y logró que se interrumpiera la sesión. Finalmente, la defensa aceptó representarlo en su ausencia hasta el momento de la admisión de culpabilidad y la condena.
La jueza Allende le explicó el procedimiento del juicio abreviado y, al reconocer los hechos de los que era acusado, Guascazo se puso de pie y gritó: “Por amenazarme que iba a matar a mis hijos, por eso la maté yo a ella. Lo volvería a hacer”.
La jueza lo invitó a sentarse, pero desafiante, Pérez le contestó: “No me voy a sentar porque no se me da la gana, no se me dan los huevos”.
Y en un último insulto a los hijos de la mujer, que estaban presentes en la sala, dijo: “Sí, yo la maté y lo volvería a hacer 50.000 veces”. Finalmente, tras el último cuarto intermedio, escuchó la condena que lo llevará a pasar encerrado en prisión el resto de su vida.