A los 22 años, a Romina Camejo (27) la invitaron a cantar en Punta del Este, en la mansión de Gonzalo Aguiar (46), un empresario que dirigía una planta de cannabis. Él le dijo que tenía un futuro increíble. Empezó un vínculo laboral y, más tarde, una relación sentimental. Faltaba mucho para la madrugada del 26 de febrero de 2024, cuando Romina lo mató de siete disparos luego de que él irrumpiera en la casa con la amenaza de matarlas a ella y a la hija de ambos, de siete meses.

Clarín estuvo en Uruguay cuando Romina, la única imputada del crimen de Aguiar, se presentó en el Centro de Justicia de Maldonado a una audiencia de medidas limitativas, en la que se le prohibió salir del país mientras continuara la investigación.

Esa vez, el fiscal Sebastián Robles había reconocido que, si bien no había dudas de que ella había disparado, la fiscalía quería más tiempo para “corroborar la teoría de la legítima defensa”.

La Romina que estaba en la audiencia junto a su abogado Camilo Silvera no es la misma que se sienta ahora frente a Clarín. Pasó casi un año y medio, y en ese tiempo la Justicia dictaminó que actuó en defensa propia, en una situación que ella resume como “era la vida de él, o la mía y la de mi hija”.

La historia se remonta a 2019, cuando Aguiar volvió a Uruguay luego de vivir muchos años en Canadá, donde tenía una familia. Trajo fondos invertidos por la empresa productora de cannabis Boreal para poner una planta en el departamento de Salto.

Así empezó una vida de lujos y ostentaciones -incluyendo la adquisición de La Maison, una de las mansiones más exclusiva de Punta del Este. También pasó a ser investigado por estafas y desfalcos de dinero de inversionistas canadienses.

“La Maison”, la mansión exclusiva de Punta del Este que era propiedad de Aguiar.
Foto: Fernando de la Orden.

Él y Romina se conocieron poco tiempo antes de la pandemia. A ella, que viene de “una familia humilde de Montevideo”, la hizo sentir cómoda el trato que le dio al principio.

“Empezó como algo laboral. Me promete un contrato con Sony y se hace mi mánager, pero nunca se llegó a firmar nada. Me decía que porque estábamos en pandemia yo no podía viajar a firmar y ellos no podían venir”, recuerda la joven y cuenta que Aguiar “creó todo un cuento con actores para sostener la mentira”.

La relación sentimental comenzó en 2021. Ella dejó la casa de sus padres y se fue a vivir con él a Punta del Este. Los lujos, las armas y los custodios pasaron a formar parte de su vida.

Romina Camejo, la mujer que mató al empresario Gonzalo Aguiar, en Punta del Este. Foto: InstagramRomina Camejo, la mujer que mató al empresario Gonzalo Aguiar, en Punta del Este. Foto: Instagram

“Me parecía raro que él anduviera con armas, incluso a mí me hizo sacar la portación y la tenencia para que pudiera estar armada y cuidarme. Me convenció de que por la vida que llevaba tenía que estar con custodia. Me decía que a él le habían secuestrado gente de su entorno para pedir rescates. Entonces, podía pasar desde un secuestro a un atentado, o un robo”, relata.

Ella empezó a entrenar con armas en 2022, y sobre esto hay videos suyos en redes sociales.

—¿Estabas de acuerdo con usarlas?

—Nunca había visto un arma en persona y si bien nunca quise aprender, no me parecía malo saber usarla. Así como saber manejar, si el día de mañana tenía que usar un arma, estaba legal. Y, además, es un deporte, lo tomé como tal.

Romina entrenaba con armas desde 2022. Foto: InstagramRomina entrenaba con armas desde 2022. Foto: Instagram

—¿Sabías que él había vivido en Canadá y tenía otra familia?

—Sabía que tenía a su ex mujer allá. Me dijo que estaban divorciados, que tenían dos hijos. Que uno de los dos era adoptado, después me enteré que era hijo de ella, en realidad. Al principio, en mi familia, era un héroe para todos.

Luego, hubo intervalos en donde estuvieron separados. En el medio, hechos violentos que terminaban en intentos del empresario por reconquistarla.

Después me decía ‘perdón, se me fue la mano’. A veces me quería ir y él me retenía en la ruta, me bajaban de mi camioneta, me subían al auto de él. Estaba secuestrada prácticamente. Empezaba con ‘voy a cambiar, ¿no te das cuenta que te amo?’. Y creés, o te sirve creerlo para sobrevivir”, destaca.

Romina charló con Clarín sobre el crimen que escandalizó a Punta del Este.
Foto: Maxi FaillaRomina charló con Clarín sobre el crimen que escandalizó a Punta del Este.
Foto: Maxi Failla

Se casaron en septiembre de 2022, en una celebración que -asegura que desconocía- nunca tuvo validez. Él seguía casado con su esposa de Canadá.

En julio de 2023 nació la hija de ambos, pero Romina ya llevaba tiempo viviendo en la casa de sus papás. Estaba cursando un embarazo de alto riesgo.

“En esos meses el maltrato se agudizó, era todo por llamadas y mensajes. Yo tenía un tratamiento caro y él me había sacado plata diciéndome que le habían congelado las cuentas. Me ocupé sola y pagué el hospital sola. Mi estrés era constante”, detalla Camejo.

Romina junto al empresario Aguiar en su fiesta de casamiento en 2022. Foto InstagramRomina junto al empresario Aguiar en su fiesta de casamiento en 2022. Foto Instagram

Su hija nació prematura. Romina dice que dentro del hospital él también la golpeó: “Después entraban las enfermeras y él se ponía a hacerme una trenza y les decía que estaba sensible, asustada, y por eso lloraba.”

—¿Te daba miedo denunciarlo?

—Lo hacía y las denuncias desaparecían. Solo me dejaban expuesta. Él desapareció y recién a los cuatro meses la reconoció (a la beba), y empezó el trámite para la tenencia. Yo contraté a mis abogadas, pero él las llamaba y las amenazaba, y se me iban. Me decían ‘perdón, tenemos familia, no podemos agarrar esto’. Le dije entonces que si la quería ver yo tenía que estar presente. Ella con él corría mucho riesgo, él andaba a 300 kilómetros por hora, drogado. Estaba fastidiado con la bebé porque yo le había quitado el foco de atención a él.

Volvió a vivir en Punta del Este cuando su hija tenía seis meses, accedió a parar en el chalet Melody, que alquilaba un amigo de Aguiar. Ahí vivían el papá de él y los hijos menores de edad de su amigo. Esa estadía duró solo un mes y Romina cuenta que su pareja ejerció violencia física sobre ella y la bebé.

“Le dije que no venga más, incluso llamé a la policía y él me agarró el celular y me lo reventó en el piso. Me dejó incomunicada, sin plata, sin vehículo para poder irme”, relata.

El Lamborghini Huracan Evo Spyder de Aguiar que fue subastado. Foto: Fernando de la Orden.El Lamborghini Huracan Evo Spyder de Aguiar que fue subastado. Foto: Fernando de la Orden.

Al costado del chalet, estacionado y sin funcionamiento, estaba el Lamborghini Huracan Evo Spyder, valuado en US$ 300.000. Fue subastado en diciembre del año pasado, aunque la familia canadiense trató de quedárselo. También la planta de cannabis, en noviembre.

Romina había recibido reiterados mensajes de Aguiar. El último, cerca de las dos de la mañana del 26 de febrero, la asustó: “Ahora voy a ir para allá. Te voy a partir la cabeza, te voy a cortar en pedacitos. Llamá a la policía, a los bomberos, a quien quieras. Voy a ir a partirte igual.”

El papá de Aguiar le quiso dar plata para que se fuera a un hotel. “Yo le dije que cuando él llegara y no me viera iba a ser peor. Le mostré los mensajes con amenazas y él besó la mano de la bebé y me dijo ‘primero ella, el que mal anda mal termina’. Fue una especie de autorización para que me defendiera, para hacer lo que tuviera que hacer para cuidar a la bebé”, revela.

Al rato, Aguiar llegó en compañía de una mujer -que no bajó del auto- y empezó a empujar la puerta de entrada. Habían puesto muebles para obstaculizar la entrada porque la cerradura estaba rota. Nada sirvió, él entró.

El chalet donde Romina Camejo mató a Gonzalo Aguiar, en febrero de 2024.
Foto: Fernando de la Orden / Enviado EspecialEl chalet donde Romina Camejo mató a Gonzalo Aguiar, en febrero de 2024.
Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial

Romina le entregó su hija al amigo de Aguiar y le pidió que saliera corriendo a llamar a la policía. Ella tomó el arma y se quedó en el living, con uno de los hijos del hombre, de 14 años.

“Él estaba en el pasillo con las manos en la cintura, siempre andaba con armas, dormía con el arma abajo de la almohada. Gritaba ‘dame a la bebé que la voy a matar’. Yo le gritaba ‘quedate quieto’. Se me venía encima y disparé, pero en la penumbra no sabía si le había dado o no, porque él seguía gritando”, cuenta.

—¿Qué recordás de ese momento? ¿Eras consciente de que lo habías matado?

No recuerdo el sonido de los tiros, ya con la investigación sé que fueron siete, pero lo que más recuerdo es a él viniéndose encima de mí. Nunca lo vi caer porque él se escondió detrás de una pared y yo después de dispararle me fui corriendo con miedo de recibir un tiro por la espalda. La policía llegó y estuve algunas horas a la intemperie con mi beba, sin saber si lo había matado.

Romina, el día que recibió las medidas limitativas en Maldonado. Foto: Fernando de la Orden.Romina, el día que recibió las medidas limitativas en Maldonado. Foto: Fernando de la Orden.

La historia llegó a los medios. Las medidas limitativas se extendieron hasta diciembre, cuando finalmente la Justicia uruguaya dictaminó que había actuado en legítima defensa y archivó la causa.

“Yo siempre confié en mi verdad, pero la incertidumbre estuvo, y el miedo. Porque si bien yo sabía cómo habían sido las cosas tenía que demostrarlo y la fiscalía hizo un trabajo de muchos meses, con pericias psicológicas, reconstrucción del hecho, muchos testigos y pruebas. Me apoyé en mi hija, en criarla sana, con amor. Y en mi familia, y mi verdad”, confiesa.

Video

Romina Camejo retomó su carrera musical con la canción “Valiente”

“Valiente” es el tema con el que Romina relanzó su camino musical. En el videoclip aparece con un vestido amarillo, en una casa abandonada para mostrar que “mientras el mundo veía lujo, poder y ostentación”, ella “vivía una realidad muy distinta”.

“Lo veía como una prisión disfrazada de mansión. Para mí era una jaula de oro”, describe ella en sus redes sociales. En Youtube, el video tiene 14 mil reproducciones.

“Es horrible tener que hablar de la muerte de una persona, aunque haya sido en legítima defensa y haya sido su vida o la mía, no deja de ser la muerte de una persona que quedó en mis manos. Me duele. Pero yo tuve suerte y hoy lo puedo estar contando. No fui yo ni mi bebé. Es un proceso largo, pero estoy canalizándolo a través de mi música”, concluye.



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