Ricardo Omar Almirón tiene 42 años, es enfermero y uno de los ocho profesionales de la salud imputados por la muerte de Diego Armando Maradona (60). De perfil bajo, asistió solamente a las audiencias que era necesaria su presencia. Siempre se mostró con un barbijo negro que no se sacó ni para hablar con su abogado. Su voz solo se escuchó cuando dio sus datos personales antes los jueces del tribunal.
Pero la causa por la muerte del “Diez” no es la única que afronta Almirón. En octubre será juzgado por un delito grave: abuso sexual con acceso carnal. La denunciante es una joven que conoció en el ámbito de las murgas. Hoy rige una orden de restricción de acercamiento de 500 metros.
Almirón fue durante muchos años referente en corsos y encuentros de murgas, donde era conocido con el apodo “Chirola”. También era cantante de una banda que mezclaba el candombe con la cumbia.
En septiembre de 2019 fue a uno de esos encuentros, llamado “De paso fiestazo”, que se realizó en un club del barrio de Villa Soldati. Allí se reencontró con Laura (su nombre es ficticio, para no revictimizar a la denunciante), a quien ya conocía de hace aproximadamente una década de las “fiestas murgueras”, según él mismo declaró en la causa.
Almirón quiso “avanzar” sobre la joven insistiéndole para bailar, pero ella se negó, según consta en la elevación a juicio a la que tuvo acceso Clarín.
La víctima solo recordó que él la llevó a un patio y que el siguiente momento en su memoria fue cuando llegó primero una chica y luego un amigo a rescatarla, ya que estaba con Almirón encima de ella.
El acusado coincidió en el lugar donde se encontraban, pero que fue Laura quien echó a una mujer de la organización que les dijo que no podían estar allí. Luego declaró que la joven se descompensó y que fue él quien le tomó el pulso y la atendió.
Finalmente se ofreció para llevar a Laura a su casa, pero el amigo de ella le dijo que no se preocupara, que él se hacía cargo de la situación.
“No entiendo por qué motivo me está acusando de esto, creo que es por despecho, porque yo volví con mi pareja y ella se enteró, y por ese motivo me está haciendo esta acusación”, se defendió. La causa avanzó hasta ser elevada a juicio.

“Luego de haber pasado una de las cosas más feas y violentas, me entero de que el nombre es Ricardo Almirón. Hasta ese episodio para mí él era el famoso ‘Chirola’”, dijo a Clarín Laura, víctima que denunció y llevó a juicio al enfermero de Maradona.
“Chirola” Almirón era famoso en el ambiente murguero. Formaba parte de “Atrevidos por Costumbre”, de Palermo, donde tocaba el charango y cantaba. “Era querido en el ambiente. Piola, pizpireta, muy entrador”, dijo a este medio una persona vinculada por varios años a los carnavales porteños.
“’Chirola’ era el típico personaje que es amigo de todos. Hacía chistes cada dos palabras y lo conocían todos. Con su banda de música fiestera te veía e invitaba a cualquier fiesta siempre diciendo su famosa frase ‘está todo pago‘”, añadió la fuente.
Esa banda a la que hizo referencia Laura era “De Kote pa Kote”, conformada por integrantes de distintas murgas y que se presentaba como “la banda murguera multicolor”.
“Cuando sos joven e ingenua, eso parece atractivo, pero al crecer y madurar, más siendo madre, ves desde afuera que es un tipo adicto, que pasaron años y esa persona no es lo que parecía ser. Almirón consumía alcohol y drogas de forma abusiva, es algo de público conocimiento en todo el entorno”, afirmó Laura, de 34 años.
Por último, la joven señaló: “Ricardo Almirón es un hombre violento que toma lo que quiere, aunque eso que quiere sea una persona”.
“Chirola”, de referente murguero a desaparecer
Oriundo del barrio Piedrabuena, al sur de la Ciudad, Almirón estaba presente en cada fiesta, corso o práctica de distintas murgas. También era activo en sus redes sociales. “Donde había una movida murguera, estaba él y su charango, de pronto se esfumó”, dijo una referente del ambiente.
Con la llegada del Ni Una Menos y la denominada “Ola verde”, donde el movimiento feminista luchó por la legalización del aborto y contra la violencia machista, muchas mujeres expusieron situaciones vividas con Almirón.

El grupo denominado “La Colectiva Murguera” recibió varias denuncias. Una ex pareja del enfermero denunció maltratos físicos y mentales por parte de “Chirola”. Esto provocó que fuera echado de varios espacios donde era habitué.
“Existe una comunidad entera que está esperando justicia en este caso. Este hecho generó un punto de inflexión dentro del ámbito murguero. Muchas personas comprendieron que ya no se podía mirar para otro lado”, afirmó a Clarín Agustina Palencia, abogada querellante.
Además, remarcó que tras la denuncia de Laura “se tomaron medidas de prevención dentro de las fiestas, se implementaron protocolos de acompañamiento, espacios seguros y redes de cuidado que antes no estaban presentes en las murgas”.
“No es fácil atravesar y sostener el proceso judicial. Es fundamental cuando una víctima logre hablar tenga una red de protección por parte de su familia, amigos, o las redes comunitarias como sean las escuelas, clubes o en este caso, en las murgas o espacios culturales”, indicó la abogada.
Con respecto a la causa que tiene a su clienta como querellante, Palencia expresó que Almirón tiene varias denuncias de violencia de género por parte de otras mujeres. “Patrociné a algunas de ellas”, dijo.

“Se lo acusa por un hecho gravísimo, un hecho de abuso sexual con acceso carnal”, manifestó Palencia, quien adelantó que el inicio del juicio oral está pactado para octubre y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 11 porteño. Almirón será representado por un defensor oficial.
Palencia aseguró que Laura “fue acompañada por el sistema judicial” tras realizar la denuncia contra Almirón.
“La investigación se llevó adelante con compromiso y celeridad. Tuvo una intervención destacada de peritos y profesionales de la línea 137 (para víctimas de violencia familiar y/o sexual), lo que fue clave para tener información sobre la situación en el momento”, agregó.
“El abuso sexual con acceso carnal no es solo un delito, sino que es una forma brutal de dominación. Estuvo muy cerca de la vista de muchas personas y pasó desapercibido. Hay que prestar mucha atención para que estas situaciones no se repitan. En este sentido, este juicio es importante para demostrar que no rige la impunidad en los espacios culturales cuando se trata de violencia sexual, que estos hechos no se toleran en nuestra sociedad y no pueden repetirse”, concluyó la abogada.
Almirón, antecedentes y la causa Maradona
La causa por abuso sexual agravado no es la única que tuvo Almirón. En 2008 se inició una por infracción a la ley de drogas 23.737, que tramitó en el juzgado del fallecido juez Norberto Oyarbide. Este expediente prescribió, indicaron fuentes judiciales.
Luego, ya como enfermero, fue imputado y llevado a juicio por el delito de homicidio con dolo eventual de Diego Maradona, a quien atendió las últimas tres semanas de vida por ser empleado de la empresa Medidom, tercerizada de la prepaga Swiss Medical.
Almirón junto con su colega Dahiana Gisela Madrid. Ambos “omitieron asistir a Diego Armando Maradona los días 24 y 25 de noviembre de 2020, a sabiendas de su delicada situación y con conocimiento de que muy probablemente tal omisión llevaría al desenlace fatal que finalmente ocurrió”, según el procesamiento de elevación a juicio de la fiscalía.

“En clara complicidad con la finalidad delictiva del plan que ejecutaban los restantes imputados, realizaron chequeos y/o revisaciones deficitarias, ya sea porque no los hacían debidamente o bien porque omitían siquiera ingresar en la habitación”, añadieron.
Además, los fiscales indicaron que en “los días previos no pudieron advertir los signos y síntomas compatibles con insuficiencia cardíaca que ya eran evidentes y detectables”.
“Fueron los últimos dentro de un deficiente esquema de atención que tuvieron contacto directo con la víctima, cuando ya había comenzado el período agónico previo al deceso, datado al menos, 12 horas antes del fallecimiento”, cerraron.
Qué declaró como testigo
Cuando declaró como testigo, Almirón admitió que fue la última persona en ver a Diego con vida, cuando a las 6.30 de aquel 25 de noviembre, antes del cambio de guardia con la otra enfermera, fue a la habitación y lo notó “durmiendo y respirando normalmente”.
Además, reconoció que esa mañana se acercó pero no controló los signos vitales porque -según dijo- “Diego no quería que lo molestemos”.
Almirón explicó que los primeros días se hacían controles “cada dos horas”, pero “Diego se perturbó” por esa situación y luego dejaron de hacerse con esa frecuencia.
El enfermero criticó las condiciones de la internación domiciliaria en la que trabajaba, al señalar: “En ningún momento nos indicaron que era un paciente con afecciones cardíacas, nunca vi una epicrisis donde observar sus antecedentes. Solo nos dieron la indicación de la Dra. Agustina (Cosachov) y que básicamente era suministrar medicación psiquiátrica”, expresó.
Durante el juicio, que fue declarado nulo, Gianinna y Jana Maradona, hijas del “Diez”, habían declarado que su padre se dejó atender con Almirón durante los días que estuvo en la casa del barrio privado San Andrés, de Benavídez, partido de Tigre.