Sucedió hace pocas horas en Guaymallén, Mendoza, pero el rumbo de la investigación pareciera haberse aclarado rápidamente: el miércoles por la noche un hombre de 41 años fue hallado muerto en su casa, descuartizado y luego quemado en una parrilla, por lo que este jueves se detuvo a tres sospechosos, entre ellos a la mujer que le alquilaba la casa al asesinado. La detenida en cuestión cumple prisión preventiva, porta tobillera electrónica y ahora los vecinos de la acusan hasta de maltrato animal, mientras ella justifica el crimen en defensa de su hija.
El barrio Las Cañas, de Guaymallén, un distrito de Gran Mendoza, está en total conmoción desde el miércoles por la noche, cuando se descubrió el asesinato de César Darío Rodas, de 41 años, en su propia casa. En rigor, la casa en que vivía y en la que fue encontrado muerto era bien conocida por los vecinos de la zona, aunque no por buenos motivos.
El miércoles alrededor de las 22, un hombre de 38 años se acercó a la Comisaría 44 de Guaymallén aduciendo que su excuñada le envió la foto de un cadáver quemado, en específico del torso.
La cuestión es que cuando la Policía de Mendoza llegó a la casa de Adriana Valeria Suárez (40), la mujer denunciada, la cuestión no hizo sino empeorar: Suárez, que desde hace seis años cumple prisión domiciliaria en su casa de Adolfo Calle al 1700 (casi esquina México), había matado, descuartizado y luego quemado partes del cuerpo de Rodas, su inquilino, en una parrilla del inmueble. Efectivamente, era el cuerpo de Rodas incinerándose el que había fotografiado Suárez y luego compartido con su excuñado.
La mujer se excusó ante los agentes de la policía asegurando que Rodas había intentado abusar de una de sus cinco hijas, la mayor de ellas (son todas mayores de edad). Por eso, según admitió Suárez, mató a Rodas. Luego fue detenida y trasladada a la Comisaría 25: allí se conoció más del prontuario de la mujer, que tiene antecedentes penales por robo agravado en poblado y en banda por uso de arma de fuego, amenazas simples y robo agravado por el uso de arma blanca en concurso por ser en poblado y en banda; todo cometido entre 2012 y 2019.
Al momento en que se desplegó el operativo, en la casa de Suárez estaban además otros dos hombres, Marcelo Rubén Altamirano (35), con domicilio en Luján de Cuyo, y Damián Rolando Contreras (46), de Godoy Cruz. Ambos tienen antecedentes delictivos por casos de robo agravado en grado de tentativa, drogas, resistencia a la autoridad y amenazas agravadas con lesiones. Ambos quedaron detenidos con el objetivo de que se discierna si tuvieron o no un rol en el asesinato de Rodas.
La investigación quedó a cargo de la Oficina Fiscal de Homicidios, que trabaja en la recolección de pruebas y en recabar declaraciones testimoniales para poder determinar la mecánica y los móviles del brutal asesinato.
Mientras, en los medios locales los vecinos de Suárez le consignaron un prontuario conflictivo. “Vivía una banda de gente ahí. Las cinco nenas siempre estaban. Había un montón de animales y hombres. Ella era conflictiva con la gente de la casa. Se insultaban, se golpeaban”, precisó una vecina a Los Andes. Eso sí, reparó: “Pero no se metía con los vecinos, eh”.
Otra entrevistada por el mismo medio: “Ella había matado un gato y después a un perro que era de las nenas, pero esto (el crimen de Rodas) es un horror”.
Según ese medio, Suárez había participado del asalto a una pareja de jubilados en enero de 2019, a la que robó dinero y pertenencias. Cuando fue indagada por la Justicia, en tanto ya tenía antecedentes, habría asegurado que cometió la entradera para saldar una deuda por drogas. Un año más tarde, la mujer recibió una condena a seis años de prisión por el delito de robo agravado por el uso de arma blanca, en poblado y en banda.
Pero al tener la custodia de sus hijas menores de edad, además del riesgo del coronavirus, le fue otorgada la prisión domiciliaria, de la que ya había gozado en condenas anteriores. Allí, en esa misma casa, este miércoles cometió un nuevo delito, el asesinato de César Rodas.