En 1980 la marca Casio copó el mercado con un reloj digital que tenía calculadora. Sobre esa base se fueron perfeccionando los modelos. Así apareció el Casio CA-90 que, fabricado en Japón, brillaba: no sólo tenia calculadora sino un juego similar al Space Invaders –pero con números– que fue toda una novedad para la época.
Fue muy popular. En internet la gente aun busca a toda costa uno original. Paradójicamente (o no) un CA-90 es la principal pista para tratar de resolver un misterioso caso criminal reciente: la aparición de restos óseos en una obra en construcción ubicada sobre Avenida Congreso al 3700, en Coghlan.
Antes de seguir hay que aclarar una cosa: los huesos no estaban el el terreno de la obra (Congreso 3748) donde alguna vez se levantó una casona que habitó la artista Marina Olmi, la hermana del actor Boy Olmi, y alquiló el musico Gustavo Cerati entre 2002 y 2003. Estaban justo en la medianera con el terreno lindero, pero del lado de la casa de dos plantas que se levanta en Congreso 3742, a la altura del jardín.
Como casi toda la manzana el predio perteneció hace décadas a la iglesia Santa María de los Ángeles y luego terminó loteado. Por eso al principio se pensó que los restos eran antiguos y que se relacionaban con la iglesia.
Los informes de la Policía Científica de la Policía de la Ciudad descartaron rápidamente esto. Y la principal razón fue que, además de corresponder a un adolescente varón que tuvo una muerte violenta, la victima fue enterrada con su reloj Casio CA-90, que se comenzó a fabricar recién en 1982.
Esto no solo puso un piso limite necesario a la antigüedad de los restos sino que aporta un dato fundamental en la búsqueda. Es más fácil que alguien tome el detalle para reclamar por al algún familiar desaparecido entre 1980 y 1990, data de la muerte según las primeras estimaciones.
Otro detalle no menor, del que ya se informó al fiscal López Perrando: entre los 150 fragmentos óseos que recogió el Gabinete Científico de la Policía de la Ciudad también había un llavero y una llave tipo Trabex, de dos paletas. El llavero es naranja y muy simple como el que dan en las cerrajerías cuando uno a hace una copia.
“La casona la compramos hace más de 30 años a una mujer alemana, Olga Schuddekopf. Ella nos contó la historia de que antes había sido un geriátrico y previamente una capilla. Pero de esto estamos hablando hace más de 150 años”, explicó la artista plástica, Marina Olmi en una entrevista con TN luego de que se encontrara el cuerpo.
Olmi contó que en la época que la propiedad fue alquilada por Cerati, era el centro de “juntadas musicales. Era un punto de encuentro que utilizaba Gustavo. Por allí pasaron Charly García, Hilda Lizarazu, Fito Páez y el flaco Spinetta, entre tantos”.
Esta circunstancia fashion le sumó interés periodístico al hallazgo de los huesos pero lo cierto es que el crimen (porque esa es la hipótesis principal) en principio no tuvo que ver con esa propiedad sino con la de al lado: el cuerpo fue enterrado en el jardín del chalet de dos plantas de Congreso 3742 en circunstancias aun no aclaradas.
Allí vive la misma familia hace unos 40 años y actualmente el chalet solo es ocupado por una anciana cuyos hijos no viven con ella. Por ahora no se sabe que hayan aportado ninguna pista para aclarar su situación. Tampoco, aun, se ha acusado de nada.
Más allá de los testimonios, la Justicia pidió la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) famoso en todo el mundo por su identificación de restos de masacres y, en nuestro país, por su labor en la búsqueda de personas desaparecidas durante la ultima dictadura militar.
Ellos son los que tienen mas experiencia en resolver acertijos y devolverle la historia, la identidad, a personas que alguien quiso que fueran olvidadas.