No habrá torta ni canción de feliz cumpleaños este jueves en la humilde casa de María Noguera y José Peña, en 9 de Julio, Corrientes. Tampoco el asado con el que agasajaban la noche al menor de sus hijos. Este 8 de mayo, en el que Loan Danilo Peña cumple 6 años, será muy diferente a los anteriores. Silencioso, sin las risas y picardías del nene que lleva desaparecido casi once meses. Y con la incertidumbre que genera no saber nada de él.
En la casa de la familia Peña, los carteles con la imagen y el nombre de Loan cubren todo el alambre tejido del frente. Son vestigios de lo que fue una causa popular durante meses y ahora parece encaminarse al olvido.
“Ojalá alguien se arrepienta en su cumpleaños y cuente la verdad“, suelta María, en una entrevista con Clarín. “Hoy recordábamos que el día anterior a su cumpleaños nos decía mañana voy a tener mi torta. Le gustaba soplar la velita pero no comer torta”, cuenta la mamá.
Los papás ya no hablan sin la autorización expresa de José Mazzei, un perito que contrataron en su desesperación por hallar al menor de sus hijos. Y cada vez parecen más aislados de una comunidad que supo acompañarlos al grito de “queremos a Loan”.
“Notamos que ya el año pasado la gente empezó a darnos la espalda y no sabemos por qué. Es posible que sea por miedo”, señala José.
Así está hoy el pueblo de Loan: desconfianza y miedo
El enorme apoyo que cosechó la familia en los meses posteriores a la desaparición de Loan se esfumó con el paso del tiempo. Ahora reina la indiferencia y algo de desconfianza. Es que 9 de Julio yo no es el mismo desde el 13 de junio del año pasado, cuando Loan desapareció misteriosamente en el paraje El Algarrobal, un inhóspito paraje que está a unos ocho kilómetros de la zona urbana.
“A José y María los seguimos viendo muy golpeados por la ausencia de su hijito, pero no ocurre lo mismo con los hermanos mayores”, admite una vecina de 9 de Julio.

“Uno de ellos puso un comercio acá en el pueblo, y otros dos también abrieron locales en Chavarría y Santa Lucía”, cuenta. “Se los ve vestidos con ropas de buenas marcas, en los bailes, como si ya se hubiesen olvidado de su hermanito”, lamentó.
Los hermanos adquirieron un Volkswagen Gol rojo y una motocicleta de baja cilindrada para movilizarse en 9 de Julio y los alrededores. Argumentaron que esas compras fueron para bajar los gastos en remís que tenían cada vez que debían acudir a movilizaciones en las que se pedía por la aparición de Loan.
En la comisaría de 9 de Julio reciben casi a diario llamados para advertir sobre la presencia de vehículos desconocidos. “La gente está alerta, pendiente de todo lo que pasa, quedó con mucho miedo”, revelaron los oficiales del lugar.

La Policía de Corrientes busca recomponer la confianza con los habitantes del pueblo de la mano de un nuevo jefe. El comisario Guillermo Lencina llegó apenas unos días después de la detención de Walter Adrián Maciel, el anterior jefe de la dependencia.
La desaparición de Loan y las sospechas que generaron las medidas tomadas por Maciel en las horas posteriores tuvieron consecuencias también puertas adentro. “Hubo muchos policías afectados psicológicamente por lo sucedido”, admitieron.
Hábitos que cambiaron para siempre
Después de casi un año, la directora de la escuela volvió a pedir a la Policía que envíe agentes para cortar el tránsito en el horario de salida de los estudiantes. “Los policías deben ir sin celulares, para evitar cualquier situación confusa o que genere sospechas”, admiten en la Comisaría. El nuevo jefe, que ya cumplió funciones en 9 de Julio como oficial, no quiere repetir los errores de Maciel, a quien acusaron de fotografiar a los chicos que salían de la escuela.
Hasta hace un año, la plaza central de 9 de Julio estaba llena de chicos que llegaban caminando o en bicicleta para disfrutar de los juegos y de la sombra que dan los añosos árboles. “Desde que pasó lo de Loan la plaza está vacía, los chicos no salen si no es con los padres o algún mayor que los acompañe”, cuentan los vecinos.

La escuela, que está frente a ese paseo, también tomó una serie de medidas. Los chicos deben ser retirados por los padres o alguien que se haga responsable, algo impensado hasta junio de 2024, cuando los chicos volvían solos a sus casas.
La sustracción de Loan (así lo cree la Justicia) también tuvo su impacto político. El intendente Sebastián Ynsaurralde casi no aparece por la Municipalidad y maneja todo desde su casa. Hace home office en un pueblo que tiene 13 cuadras de extensión a lo largo de la ruta 123, que lo atraviesa.
El alcalde parece más preocupado por el armado político y en su sucesión, ya que está impedido de ir por la reelección. Y en que no caigan cientos de pensiones por invalidez que ahora están siendo auditadas por el Gobierno Nacional.

En un breve contacto con Clarín frente a su casa, Ynsaurralde se excusó de hablar del caso. “Está todo en manos de la Justicia” se justificó. “Nosotros tenemos que seguir gestionando las necesidades del pueblo”; dijo, antes de dar por cerrado el breve encuentro.
La abuela de Loan, sola en el lugar donde vieron a su nieto por última vez
A unos ocho kilómetros de 9 de Julio, en El Algarrobal, donde fue sustraído el pequeño Loan, Catalina Peña pasa sus días sola. Dos o tres veces por semana la visita su hijo José, quien se encarga de acercarle provisiones.
“Su verdadera compañera, la que iba todo el tiempo al campo y estaba con ella era Laudelina”, reveló alguien que conoce a la familia. Por estos días, Catalina comparte sus días con Bernardino, otro de sus hijos, que llegó desde Buenos Aires para su cumpleaños 89.

Catalina todavía no se explica la desaparición de su nieto. Recuerda el enojo que tuvo con los que lo llevaron al naranjal ese 13 de junio, apenas finalizado el almuerzo en honor a San Antonio que realizó en su casa como agradecimiento al santo porque logró recuperar un viejo celular que olvidó en el remis.
Y carga la responsabilidad de lo sucedido con Loan en su propia hija. “Ese día sólo ella estaba invitada con su familia. Y terminó trayendo a Victoria (Caillava) y Antonio (Benítez) lo trajo a su amigo y la mujer”, contó, refiriéndose a Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez y Mónica Millapi.
La mujer, que tiene un altar con las imágenes de San Antonio y Santa Librada jura que cada noche, antes de ir a dormir, reza en ese lugar para que Loan aparezca. “Hasta ahora me vienen fallando mis santos”, se lamenta mientras enciende un par de velas en el altar.

Una vieja y renegrida pava comienza a silbar en el fogón que está a pocos metros donde ese 13 de junio Loan se sentó por última vez junto a su papá para disfrutar de un estofado de pollo. Sobre la pared de tablas, casi en el mismo lugar donde estuvo sentado en el almuerzo, una imagen de Loan: es el recuerdo que queda del chico que hace casi un año movilizó a todo un país.
El 13 de junio del año pasado, Loan fue a visitar a su abuela en el paraje El Algarrobal, donde se había organizado un almuerzo en honor a San Antonio. Tras comer, algunos de los comensales y los chicos se dirigieron a una tapera cercana en busca de naranjas. Fue la última vez que se lo vio a Loan.

Por la sustracción del chico están procesados con prisión preventiva Bernardino Antonio Benítez, su esposa, Laudelina Peña; el ex capitán de navío Carlos Guido Pérez y su esposa, la ex funcionaria municipal María Victoria Caillava; Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez y su pareja, Mónica del Carmen Millapi; y el ex comisario Walter Adrián Maciel.
Al ratificar el procesamiento, la Cámara Federal de Apelaciones de Corrientes, sostuvo que todo estuvo planificado de antemano por el grupo. “El acuerdo previo consistía en sustraer ‘a un menor’, y no específicamente a Loan, ya que su presencia en el almuerzo fue espontánea y sorpresiva para el resto de los asistentes. En el marco de ese plan, cada imputado tenía asignado un rol específico”, sostuvieron.

“En el naranjal, Loan fue apartado del resto de los niños y, una vez asegurado su alejamiento del lugar, Benítez dio aviso a Laudelina, dirigiéndose al punto de encuentro con Pérez y Caillava. Durante ese lapso, Mónica Millapi permaneció junto a los demás menores, cumpliendo así otra función dentro del plan”, explicaron.
Y detallaron que el chico fue sacado de la zona en la camionera del ex marino, quien se retiró del lugar en forma abrupta, con la excusa de ir a mirar el partido que esa tarde jugaba River contra Deportivo Riestra.
“Los que están presos (por el caso) saben cómo están sus hijos, pero yo hace casi un año no sé nada de Loan, qué le hicieron“, lamenta María, la mamá de Loan.
9 de Julio, Corrientes. Enviado especial