En mi caso, soy amante de la vajilla antigua. Me encanta recorrer mercados de pulgas y anticuarios, donde he encontrado platos, vasos, jarras y otros elementos con detalles dorados a precios accesibles. Los combino con piezas modernas para crear una composición ecléctica que, personalmente, me fascina. Si tienes la suerte de haber heredado la vajilla de tu abuela, este es el momento perfecto para usarla.



Fuente La Gaceta On Line